“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

martes, 12 de junio de 2007

La vuelta de José Tomás

La vuelta de José Tomás puede significar un revulsivo para la fiesta de los toros, eso no cabe duda, pues la noticia de su reaparición ha transcendido mucho más allá de los medios taurinos y ha calado en amplios sectores de la sociedad y, sobre todo, entre intelectuales y artistas que se han pronunciado sobre el acontecimiento y su asistencia al mismo.
Otro de los factores positivos que nos trae la vuelta de José Tomás es que se realiza en Barcelona, ciudad de rica tradición taurina que a principios del siglo XX poseía tres plazas en funcionamiento y una afición muy numerosa, entendida y exigente, y que en la actualidad se debate entre su mantenimiento o prohibición. La plaza se va a llenar, y eso es ya un gran éxito, pero al margen de localismos y declaraciones de intenciones debemos reflexionar sobre este aconteciendo con algo más de profundidad.
Nos dicen los taurinos que a la fiesta le hacen falta revulsivos, toreros que lleven gente a la plaza. Uno de los cauces utilizados en la actualidad es tratar de convertir a torerillos con ciertas cualidades mundanas en personajes mediáticos, asiduos de la prensa rosa y los programas del corazón, que sirvan de gancho para una parte de esa masa de público adicta a estos espacios, sobre todo en las plazas de pueblo, y que más que ir a los toros van por ver a estos personajillos del mundo rosa.
Con la vuelta de José Tomás se pretende abrir otro cauce, ya no es la prensa rosa el vehículo, se pretende interesar al mundo de la cultura, a los artistas e intelectuales. Partiendo de esa base que propicia la concepción del toreo como un arte efímero y eterno, y quizás con el recuerdo de lo que supuso la irrupción de Belmonte entre los intelectuales de su época, se trata de crear un nuevo héroe, una nueva figura que traiga la pasión, y la gente, a los tendidos. Para ello se utilizan otros medios de comunicación más propicios, se elaboran sesudos estudios, profundas entrevistas, fotos muy cuidadas, y pronunciamientos de personajes del mundo de la cultura de reconocido prestigio. La forma de presentar y lanzar el acontecimiento se asemeja a la que se utiliza en el mundo del rock cuando se promocionan las giras de las “vacas sagradas” del negocio musical.
Para la fiesta de los toros, no me cabe duda, el apoyo del mundo de la cultura es bueno. En las épocas en que brillaba con luz propia y era el espectáculo preferido de los españoles tenia el apoyo de numerosos artistas e intelectuales, ellos supieron escribir, pintar o esculpir las páginas e imágenes más bellas de la tauromaquia, y la hicieron trascender de una fiesta popular y nacional en una fiesta artística y mundial. Que los intelectuales de hoy en día vuelvan a interesarse por la fiesta de los toros, en los momentos de crisis por los que atravesamos, puede ser una ayuda y un importante apoyo que no podemos despreciar, sobre todo si en este nuevo acercamiento al planeta de los toros son capaces de comprender que “la música callada del toreo” sólo puede ser audible embargado por la emoción de ver a un toro con poder domeñado por la sutileza del trazo firme de un torero.
No nos engañemos, la crisis por la que atraviesa la fiesta en estos momentos no se arregla ni con toreros de los intelectuales ni del mundo rosa. El único revulsivo es el toro, sólo el toro puede arreglarla, sólo en el toro está la solución. Si no hay en el ruedo un enemigo con poder al que medirse y dominar, no es posible que transcienda la emoción a los tendidos, y sin emoción, ni hay pasión, ni arte, ni nada de nada.

1 comentario:

  1. “la música callada del toreo” sólo puede ser audible embargado por la emoción de ver a un toro con poder domeñado por la sutileza del trazo firme de un torero.

    Se puede decir mas alto, pero no más claro…, totalmente de acuerdo con lo expresado en este cordial y respetable articulo.

    Salud y suerte.

    Cárdeno.

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