“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

martes, 27 de abril de 2010

EN LA CONCURSO, NO ES OBLIGATORIO DAR LOS PREMIOS

Una opción totalmente válida en las Corridas Concurso de Ganaderías es declarar los premios desiertos. No es necesario premiar obligatoriamente a uno de los toros concursantes, ni a un picador o lidiador de los que participen, si no se lo merecen. Es más, cuando se premian toros o toreros como mal menor para no dejar los premios desiertos, lo que se está haciendo es restar importancia a los que en ediciones anteriores sí se lo merecieron. No se puede comparar la categoría del premio que se llevó “Farolero”, de Prieto de la Cal, hace dos años, o incluso el que ganó “Cacerolito”, de Ana Romero, en la pasada edición, con los merecimientos de “Corbeta”, ganador este año, también procedente de la ganadería de Ana Romero.

La Corrida Concurso de Zaragoza de este año no ha alcanzado las cotas de las celebradas en las pasadas ediciones -2008 y 2009- en donde hubo dura pugna entre dos toros para adjudicarse el premio y polémica entre los aficionados que se extendió durante mucho tiempo más que las propias corridas. Sí hubo detalles destacables en algunos de los toros pero ninguno, según mi opinión, se hizo merecedor al triunfo. Personalmente, el que más me gustó fue el de “Partido de Resina”, de nombre “Quesero”, un toro que se llevó un fuerte ovación a su salida al ruedo por su presentación y que, para no perder la costumbre de años anteriores, también se partió un cuerno al derrotar en un burladero. En varas cumplió en cuatro encuentros y se vino arriba en la faena de muleta pero, en conjunto, no merecía llevarse el premio. El ganador, “Corbeta”, de Ana Romero, también recibido con aplausos, tomó tres varas sin emplearse, fue noble y repetidor en la muleta, sobre todo por la izquierda, pero su matador, “Serranito”, no acabó de entender al santacolomeño y cuando, a mitad de la faena, se percató de la calidad del toro ya era demasiado tarde. El de Cuadri, “Misterioso”, fuera del tipo de la casa, empujó con fijeza en varas y fue duramente castigado por su picador, sangrando abundantemente, lo que mermó sus facultades para la lidia. El de Prieto de la Cal, “Dormilón”, no estuvo a la altura del comportamiento de sus hermanos lidiados en las dos ediciones anteriores, que habían dejado el pabellón muy alto y difícil de igualar. El de Adolfo Martín, “Tomatillo”, mostró falta de fuerzas, tomo tres picotazos y desarrolló sentido en la muleta. El de Palha, “Saltillo”, que sólo tomó dos varas reglamentarias, ofreció poco juego y cogió de gravedad al subalterno Francisco Javier Rodríguez. En resumidas cuentas, corrida interesante en donde hubo cosas dignas de destacar pero que no llegó a la altura de las celebradas en las ediciones de 2008 y 2009.

El asunto de los toreros y subalternos es otro cantar. Su forma de actuar en este tipo de corridas es el mayor enemigo de las mismas. El colmo de la tarde fue la forma de colocar al 4º toro en el tercio de varas. Le correspondió a Juan José Padilla que -para su costumbre y teniendo en cuento lo visto en otras corridas concurso en las que ha tomado parte- anduvo comedido, pero en este toro hizo las cosas totalmente al revés. En la primera vara colocó al toro más allá del centro del ruedo, en la segunda lo acercó un poco y lo dejó, poco más o menos, en el tercio, y en la tercera lo casi lo metió debajo del peto del caballo. Totalmente al revés de lo aconsejable para medir la bravura del toro que es el objeto de este tipo de festejos. Quizás le pasaron los apuntes y se le traspapeló el orden de las páginas leyéndolas al revés. Un despropósito. Durante toda la tarde se fueron sucediendo detalles que mostraban la poca disposición de los diestros actuantes para hacer las cosas bien. Lo grave es que, si los que tienen que poner orden no tienen ningún interés en hacerlo, nunca pueden funcionar y el concurso está abocado al fracaso.

Pero esta actitud viene sostenida por el escaso interés que tienen los taurinos ante este tipo de festejos. Las corridas concurso es un modelo contrario al que ellos controlan y hacia el que quieren encaminar la Fiesta en donde el toro, en vez de protagonista principal, es mero comparsa del espectáculo. Y no digamos en la actualidad que, como hemos podido ver en esta temporada, pretenden imponer un tipo de corrida en donde los propios matadores llevan los toros que quieren torear. Ha pasado en Olivenza al comienzo de la temporada; en Valencia, en plena feria de Fallas, con la corrida de los siete toros para siete toreros; y está previsto que pase en la que es considerada primera plaza del mundo, en “Las Ventas” de Madrid, en la corrida de la “Asociación de la Prensa”. Es el modelo de la “autorregulación” que plantearon hace una quincena de años llevado a la práctica de la forma más descarada. Pero este es un tema de más largo recorrido en el que no voy a entrar ahora, seguro que en otro momento tendrá el espacio adecuado. Lo que está claro es que a la totalidad de los taurinos -salvo a un escaso número de ganaderos que muestran cierto interés por este tipo de corridas- no sólo les importan un rábano este tipo de festejos, sino que los torpedean porque son contrarios a sus intereses pues no les gusta que se puede ver la otra cara de la fiesta, la del toro bravo y la emoción que impone en el ruedo.

La Corrida Concurso de Zaragoza de este año no ha resultado buena, no ha sido como la de los dos años anteriores pero, a pesar de ello, ha habido cosas interesantes, la primera y principal, que el toro ha sido el protagonista y se han visto cosas que no suelen verse en las corridas normales. Es una obligación de la empresa, puesto que figura en el pliego como de obligado cumplimiento, que se corrijan los errores, se organice con el mimo necesarios, se comprometan ganaderos, toreros y subalternos, y se potencie su difusión entre los aficionados de uno y otro lado de la frontera. Todo esto no ha ocurrido este año y es causa importante de su peor funcionamiento. Ya para finalizar, y como reza el título de esta entrada, no es obligatorio repartir todos los premios que se convocan, declarar los premios desiertos si no hay merecimientos suficientes para otorgarlos da más prestigio y seriedad al festejo que si se otorgan arbitrariamente para cubrir el expediente.

jueves, 22 de abril de 2010

LOS TOROS DE PONCE

- Hola don Pepe.
- Hola don José.
- ¿A dónde va usted tan rápido? 
- ¿Donde quiere que vaya? Pues a cenar que ya va siendo hora.
- Frene un poco y tomemos un vinito. Hace tiempo que no coincidimos y me gustaría pulsar su opinión sobre algunos de los últimos sucesos del panorama taurino. 
- Pocos sucesos dignos de comentar hay... pero sea, no creo que se impaciente la parienta si me retraso un poco más de lo normal pero… es que no son horas de acabar una corrida… un poco más y nos dan las uvas…
- No sea usted exagerado, don Pepe, muchas tardes se devuelven toros de forma injustificada y los festejos se alargan más de lo debido. 
- ¿No me querrá decir usted, don José, que los toros que ha escogido Ponce han sido devueltos de forma injustificada? Daba vergüenza ajena ver esos toretes que sus “veedores” han seleccionado, para su única tarde en la Feria de Sevilla, rodar por el albero de la Maestranza.
- No se pase don Pepe, además el cuarto del “Puerto de San Lorenzo” se podía haber mantenido en el ruedo y podríamos haber visto una buena faena del maestro de Chiva, el mismo lo ha dicho cuando lo han entrevistado después de matar el sobrero que, no me lo negará usted, ha sido un auténtico mulo de carga imposible. 
- Ya habla usted como los taurinos… ¡No se deje comer el coco por los de la tele, don José!... Esa *** de toros que le consienten presentar a Ponce por ser quién es nunca deberían saltar a un ruedo de prestigio como la plaza sevillana... Luego viene lo que viene y a quejarse.
- Pero es que como decía el propio torero, esta temporada está teniendo muy mala suerte con los toros. 
- No tiene derecho a quejarse el maestro de Chiva -como usted lo llama- porque… ¿Quién tiene la culpa de eso?... El propio Ponce, que impone un ganado impresentable para anunciarse en las corridas, ese es el gran problema. En plazas tan poco exigentes con el ganado como Valencia y Sevilla le ha pasado lo mismo y no escarmienta. No se puede llevar a plazas de primera, por más complacientes que sean, toros de pueblo… Un poco de vergüenza torera, por favor.
- Pero tiene razón… 
- No tiene ninguna razón, en todo caso tendría que entonar el “mea culpa” por la elección del ganado y no quejarse de las consecuencias de sus propios actos. Que lleve toros bien presentados y con fuerza y no intente colar gato por liebre. Y mejor todavía, déjense Ponce y el resto de los denominados “figuras” de imponer los torillos que acostumbran y toreen lo que les pongan. Esa es la forma de demostrar la condición de “figura” de verdad y, además, de engrandecer y proyectar la Fiesta hacia el futuro.
- Usted sueña, con Pepe. Desde siempre los “figuras” han elegido el ganado que quieren torear y eso no va a cambiar. 
- Pues al menos que los lleven con el trapío requerido para ferias y plazas de categoría, ganado que no tenga problemas para pasar el reconocimiento y que tenga fuerza suficiente para aguantar la lidia. En eso deben ser exigentes veterinarios y autoridad, don José, porque se trata de un espectáculo público y tienen la responsabilidad de atajar el fraude y poner las cosas en su sitio.
- Pero los que llevan público a los tendidos son las “figuras”, don Pepe, y el público no se preocupa mucho de los toros, por eso la autoridad debe calibrar sus decisiones de acuerdo con quién torea y, si hace falta, transigir un poco. 
- ¿Y que más?.. Aquí lo que hace falta es justamente lo contrario para devolver a la Fiesta su autenticidad y, en vez de transigir con las exigencias de los “figuras”, como usted plantea, se debería actuar de forma más severa, como hizo hace no muchas fechas el presidente en la plaza de Jaén, en donde precisamente, mire que casualidad, también estaba anunciado el maestro de Chiva -como usted lo llama- que, ante la insignificancia del lote que presentó para ser toreado por el mismo, y en cumplimiento con las obligaciones de su cargo, suspendió la corrida.
- …Y dejó en la estacada a un novillero que iba a cumplir el sueño de su vida y ha un buen puñado de aficionados que se quedaron sin corrida después de un largo viaje… 
- De ese desaguisado tienen la culpa los “figuras” por la desfachatez de imponer -aún a costa de llegar hasta la suspensión del festejo con los consiguientes perjuicios para todos- un ganado indigno, incluso, para una plaza de segunda. ¿Cómo serían esos toros, madre mía?... Más decisiones como la que tomó en su día el presidente de Jaén hacen falta antes que consentir la lidia de toros inválidos y carentes del trapío y la casta mínima para hacer honor a su nombre de toros de lidia. Esa es la mejor manera de defender la Fiesta. Ponce, el maestro de Chiva -como usted lo llama-, no tiene derecho a quejarse de lo que le toca porque él elige los toros que torea. Si los sobreros que sustituyen a los inválidos que impone salen como salen es su problema, que presente toros con el trapío y la fuerza exigibles para la lidia o que se calle.