- Hola don Pepe.
- Hola don José.
- ¿Cómo lo llevamos? Le veo ha usted algo cansado.
- Los madrugones don José… los madrugones.
- ¿Se levanta muy temprano, o qué?
- Pues claro, para ver los encierros, y como no estoy acostumbrado… pues luego voy arrastrando el sueño todo el día.
- Pues grábeselos usted, como yo hago, y luego los ve mientras desayuna tranquilamente.
- ¡Ni hablar! Los encierros hay que verlos a su hora. Si hay que madrugar se madruga.
- ¡Usted mismo, don Pepe! No se hable más… pero luego no se queje.
- Si no me quejo don José, ha sido usted el que se ha interesado por mi aspecto, y si usted me pregunta yo le contesto.
- ¡Vale, vale, don Pepe! No se moleste usted… Hablando de otra cosa. ¿Supongo que le gustará el nuevo enfoque del encierro que hacen los de la cadena CUATRO?
- ¡Que nuevo enfoque ni que ocho cuartos! El encierro es el mismo de siempre…
- Pero no me negará usted que con los adelantos técnicos con los que cuentan no consiguen integrarnos un poco más en la carrera, meternos entre los que forman parte de ella, acercarnos a las sensaciones de los corredores que se denotan en los primeros planos de sus caras, introducirnos…
- Todo eso puede estar muy bien, pero de los adelantos técnicos no se puede abusar, lo más importante es no perder al toro de la imagen, y sobre todo, no despistar al telespectador con comentarios a destiempo. Eso en TVE lo hacen muy bien.
- ¿Pero usted ha visto alguna vez las retransmisiones de la otra cadena?
- Por supuesto don José, para eso he usado yo el video, y sé de lo que hablo. No les queda mal porque el espectáculo del encierro tiene fuerza por si mismo, pero lo que no pueden pretender es tratar de vendernos como nuevo y diferente algo que conocemos perfectamente los asiduos, los ingredientes son los mismos, y lo importante es el tratamiento que se les dé a esos ingredientes. Hay dos cuestiones importantes, dónde colocar las cámaras para cubrir el recorrido de los toros completamente, y los comentarios que se hagan sobre el desarrollo del mismo.
- ¿Y a usted le parece qué lo hacen mal?
- No, lo que pasa es que me gusta más como lo hacen los otros. Y además creo que con la masificación excesiva y el peligro que ello conlleva, introducir más cámaras y reporteros a lo largo del recorrido no puede hacer sino incrementar la conflictividad. ¡Ah!... y otra cosa muy importante… me parece un gran acierto el silencio de los comentaristas durante el desarrollo del encierro, sonido ambiente y que cada uno vea por si mismo lo que sus ojos le permitan ver. Una vez acabado el encierro, apoyándose en las repeticiones y en los adelantos técnicos que usted quiera, es el momento de ayudar al telespectador a ver lo que por la rapidez con que se desarrollan los acontecimientos no ha sido capaz de captar en directo.
- Pues los jóvenes reporteros de CUATRO están…
- … ¡algunos donde no deben estar! Restando protagonismo a los auténticos protagonistas… encenderían el cohete si les dejaran… incluso el cohete mismo serían si pudieran…
- No sea usted cruel, don Pepe, cumplen órdenes…
- Pues a quien corresponda le quiero decir que los protagonistas de los encierros, desde tiempos inmemoriales, son toros y mozos, seis toros con trapío y miles mozos anónimos que deben de conducirlos a los corrales para su lidia. Para que todo funcione correctamente otra mucha gente desempeña funciones puntuales de gran importancia y deben poder realizar su trabajo con la concentración necesaria, y los “jóvenes reporteros”, como usted los llama, van metiendo el micro y las cámaras hasta en la sopa…
- ¡No se pase don Pepe!… Debe ser por el sueño, o por lo que sea, pero está usted hoy de lo más irritable.
- ¡Es la verdad don José!… a veces se pasan. Lo que nos tienen que dar es el encierro y no la tabarra con los medios con los que cuentan y las unidades móviles desplegadas…
- Pero no me dirá usted que los comentaristas no son de primera línea, gente contrastada, pesos pesados en el mundo de la información taurina, con conocimientos más que sobrados…
- No le niego yo que sean “pesos pesados” de la información taurina, como usted los llama, pero en TVE tienen al mejor, al original, al que más sabe de encierros… No en vano lleva desde el comienzo, un cuarto de siglo ya, al frente de las retransmisiones desde Pamplona. Ha sido corredor, conoce el recorrido al dedillo y es capaz de ver mucho más del doble de lo que cualquiera de los telespectadores vemos durante la carrera. Es un libro abierto sobre el encierro y su historia, en sus páginas tienen cabida las ganaderías, los toros, los corredores, los sucedidos, las anécdotas y las mil vicisitudes que durante tantos años ha ido almacenando en su memoria. A lo largo de su trayectoria como locutor ha mostrado un respeto absoluto por los encierros y sus auténticos protagonistas, tanto que durante muchos años no conocíamos ni su imagen, sólo su voz, por cierto, un voz estupenda para la locución. Para la legión de seguidores de las retransmisiones televisivas de los encierros de Pamplona Javier Solano es un protagonista importante, un auténtico protagonista, y por lo tanto, mientras él siga desempeñando ese cometido no pienso cambiar de canal.
“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala
viernes, 13 de julio de 2007
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Cuando estaba en Vaquillas los veía en directo y me echaba a dormir, y después, ya me había levantado por razones de trabajo, así que me he visto todos en directo como hay que verlos si se puede/quiere.
ResponderEliminarUna vez mas estoy con Don Pepe, al principio hice “zaping” pero al segundo, ya no me cabía la menor duda…, la Primera la mejor.
Salud y suerte.
Cárdeno.
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