Para un aficionado esto es el mundo al revés, en vez de utilizar los fundamentos de la lidia para domeñar las dificultades que cada toro oponga durante su estancia en el ruedo, y a partir de ahí tratar de ejecutar el toreo de acuerdo con su estilo, que esa y no otra es la grandeza de esta Fiesta, se exige justamente lo contrario, que el toro sea un colaborador que facilite la labor del diestro para su lucimiento sin que ofrezca ningún peligro.
En ese intento llevan muchos años los taurinos y durante todo este tiempo han venido realizando todo tipo de fraudes, con el tiempo y los avances de la genética, si no se pone freno a este sin sentido, no dudo en que tarde o temprano lo conseguirán y eso será el final irremediable de esta Fiesta, porque con un toro dócil y domesticado que atienda solícito a los requerimientos de los artistas del toreo la emoción desaparecerá y solo quedará el ballet como argumento.
Pero en esta ocasión no voy a entrar a detallar ni los fraudes ni las corruptelas habituales de los taurinos porque no es este el objeto de esta entrada, ni tampoco quiero extenderme más en la noticia porque es otra la intención que me guía. Abundantes artículos en otros espacios de la red se han ocupado, se ocupan y se ocuparan de ello, porque los que amamos esta Fiesta sabemos que sin toro nada tiene importancia y, mientras tengamos un hilo de esperanza, vamos a seguir en esta lucha.
Lo que quiero es ilustrar cinematográficamente este asunto del toro ‘a modo’ y para ello recoger unas secuencias de la película Calabuch, filmada por Luís García Berlanga en 1956. En esta extraordinaria película José Luís Ozores interpreta a un estrafalario torero que recorre los pueblos con su camión y su toro, Bocanegra, metido en un cajón. La escena se produce en la playa de Peñíscola, con el castillo del Papa Luna al fondo, en donde se ha montado una plaza de carros y barcas.
Esta parodia grabada hace más de cincuenta años profetiza y refleja, en clave de humor negro, lo que ocurre en la actualidad. Son noticias habituales del invierno taurino las excursiones de los figuras, sus veedores y poderdantes a las ganaderías elegidas para seleccionar los toros ‘a modo’ a los que se enfrentaran en las corridas en las que tomarán parte, no se llevan literalmente el toro debajo del brazo, como ocurre en la película con Bocanegra, porque una parodia es una extrapolación burlesca y exagerada de la realidad pero, al fin y al cabo, viene a ser lo mismo.
Lo peor, Mariano, es que, luego, ni con el "toro a modo" pueden
ResponderEliminarUn gran Toro,… en una semana, tres corridas y una con dos Toreros.
ResponderEliminarFiel reflejo de la actualidad, y como dice Luimon, después de todo…, no pueden.
Salud y suerte.