Es necesario volver a ponerlo en suerte ya que a partir de la segunda vara (¡con un solo puyazo no se puede ver la bravura de un toro!) se puede empezar a catalogar con fundamento un animal, pues sabe con qué se va a encontrar en cada encuentro con el caballo. Si aun con todo acude con prontitud y galopando, empuja con fuerza, humilla y le cuesta salir del embroque, el toro puede considerarse como bravo. Si repite un tercer encuentro con las mismas características que el anterior, es decir, galopando y con ansias de embestir, creciéndose incluso, entonces se puede considerar como muy bravo, aspecto que lamentablemente no es muy común hoy en día.
…
Si el toro se resiste a acudir al encuentro habrá que ir acercando el caballo hacia la querencia de salida para acabar picándolo incluso con el caballo de reserva, el que se encuentra en la puerta de chiqueros.”
Extracto del capitulo del mismo título incluido en el libro “Comportamiento del toro de lidia -en el campo, en el ruedo-” del profesor Antonio Purroy Unanua, Ingeniero Agrónomo y Catedrático de Producción Animal de
Pero no era objeto de esta entrada hablar de este libro, en un principio lo que pretendía, preocupado por la situación que atraviesa el tercio de picar en la actualidad, era mostrar la interesante, y autorizada, opinión del profesor Purroy sobre como debería ser el comportamiento del toro en el caballo en un tercio tan deteriorado, y tan decisivo, como es el de la suerte de varas. Decir, puesto que el libro ha impuesto irremediablemente su presencia, que está editado por
Y ya que el final de esta entrada gira, sin remedio, sobre el libro, no me resisto a desaprovechar la oportunidad de mostrarles la maravillosa portada, quizás la que más me gusta de cuantas conozco en libros de toros, que le da cobertura. El autor de esta ilustración, junto con la que cierra el libro en la contraportada, es don Ignacio Cía.
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