- Hola don Pepe.
- Hola don José.
- Cuanto tiempo que no se cruzaban nuestros caminos.
- Tiene usted razón… mucho.
- Yo ya echaba de menos una charlita.
- Y yo.
- Lo veo un poco lacónico.
- ¿Un poco qué…? ¿Qué me quiere decir…?
- Lacónico, breve, conciso, escueto en la conversación.
- ¡Ah!... No se preocupe, don José, andaba cavilando, pensando en mis cosas, abstraído entre este bullicio navideño, y esta fiebre convulsiva por comprar, que se apodera de las gentes y las calles…
- Es la sociedad de consumo, don Pepe, que ruede el dinero, que no se pare… y además es la “Navidad, Navidad, dulce Navidad…”
- Ya, ya… un año más llegamos a estas fechas, y cada año que pasa tengo la impresión de que pasa más rápido, y que el tiempo, “como el agua entre las manos… se me va…”
- ¡Pero, don Pepe! Esta usted desconocido, poeta y cantarín.
- Es la “Navidad, Navidad, dulce Navidad…”
- ¡No le digo! Y, hablando de
- Nada… Nada de nada. Ni la pedrea, ni la terminación, ni una mísera peseta…
- Euros querrá usted decir… Que ya hace unos cuantos años que las pesetas pasaron a la historia.
- Vale, vale, don José, que usted ya me entiende. Pero vamos, tampoco me jugaba mucho.
- Yo tampoco he tenido suerte y, entre unas cosas y otras, aún llevaba unos cuantos números, en fin, “otra vez será… otra vez será…”
- Salud que no falte.
- “Salud, dinero y amor...”
- Lo primero es la salud, don José, porque sin ella lo mismo da el dinero y el amor.
- Esta usted profundo y filósofo, don Pepe, como le decía anteriormente, desconocido. En estas fechas de fiesta y celebraciones va y se me pone trascendental. Es usted la monda, al contrario de todo el mundo.
- ¿Y…?
- Y además de salud, ¿qué espera del 2008?
- ¡Toros!
- Y toreros… ¿no?...
- Que sepan y quieran torear toros.
- Todos los toreros saben y quieren torear toros. No debe olvidarse que son profesionales y viven de eso.
- Pero todos quieren el toro aparente, que parece toro pero no lo es…
- No empecemos con las monsergas que ya nos quedara tiempo a lo largo de la próxima temporada, además, siempre a sido así, los que pueden imponer condiciones tontos serian si no las impusieran, y con toros a “contra-estilo” no se puede hacer nada.
- ¿Qué es eso de “contra-estilo”? Eso son inventos para escurrir el bulto. Los toros, toros son, y la obligación de un torero, cualquiera que sea su condición, figura o de la cola del escalafón, es torearlos y sacarles todo el partido que se les pueda sacar…
- Bueno, bueno… don Pepe. ¡Qué es
- No le diré que no don José, tomemos ese vinico y dejemos el asunto de los toros por el momento porque, como usted dice, “hay más días que longanizas”…
- Yo no he pronunciado esa frase tan vulgar…
- Pero la que ha pronunciado usted venía a decir lo mismo.
- Lo que debemos hacer, don Pepe, antes de acabar este episodio, es felicitar las Fiesta y desear un venturoso
- Ahí ha estado usted al quite, don José, felicitémoslos pues.
- Don Pepe y don José, don José y don Pepe, les deseamos, a todos los que invierten su tiempo y sus ojos leyendo nuestras ocurrencias, ¡FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!
- ¡Y toros íntegros!
- ¿Don Pepe...?
- Vale, vale, don José... vayamos a por ese vinico.
- Vayamos.
"Esta noche es Nochebuena
y mañana es Navidad,
saca la bota..."
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