“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

lunes, 29 de septiembre de 2008

LA FERIA DEL PILAR

- Hola don Pepe.
- Hola don José.
- ¡Ya pensaba que no llegaba usted! Llevo esperándole un buen rato, habíamos quedado a las…
- Los autobuses, ya sabe usted como funcionan. Llevo desde…
- Excusas… De los que vienen de su barrio han pasado unos cuantos.
- Es que…
- Déjelo, déjelo usted… Vamos a darnos un poco de prisa porque la fila debe de ser de órdago y no quiero estar aquí toda la mañana.
- ¡Y que prisa tiene usted!… Vamos a tomar un cafelito…
- Yo ya he desayunado, además prefiero acabar pronto y tomar un vermut antes de ir a comer.
- ¡Ah!... Entonces, de acuerdo, yo también pensaba en tomar un vermú... Quizás tenga usted razón y sea mejor ir a la fila rápidamente y acabar pronto este trámite, porque ya llevamos la mañana buena.
- Vamos pues, don Pepe, aunque este año, en mi opinión, los carteles de la feria dejan mucho que desear: mucho toro y poco torero.
- ¿Y por qué no cambia la letra de la canción, don José? Esa ya me la cantó usted el año pasado en parecidas circunstancias a las de hoy.
- No lo recuerdo… y me extraña porque la memoria, de momento, no me falla.
-Usted me dijo lo mismo que me iba decir ahora, si quiero se lo resumo y se ahorra de gastar saliva, porque me va a decir que es una feria barata, que faltan las figuras, que no hay ningún cartel rematado, que hay nombres de los anunciados que no tienen la categoría para estar en una feria de primera, que se echan en falta ganaderías comerciales, y de garantía, que colaboren y posibiliten el éxito y, por el contrario, me dirá usted que hay exceso de corridas duras y complicadas con las que no es posible realizar el toreo artístico, que…
- Pare… pare usted, don Pepe… y gracias por la exposición, pero es la pura verdad, es una feria vulgar, barata e indigna de la categoría de nuestra plaza de “La Misericordia”, y de lo que se merece la afición zaragozana. Y la culpa de esta lánguida programación la tiene el sr. empresario que no ha podido, o no ha sabido, jugar las bazas correctas para asegurarse, con antelación, unos carteles rematados para una de las ferias más importantes de España. Una plaza de primera se merece un empresario de primera y el que tenemos ahora tengo serias dudas de que lo sea. Quizás ese sea el problema.
- Puede que tenga usted razón, pero hay aficionados a los que no les disgusta la feria, y también hay que tener en cuenta su opinión. Yo no se si los carteles de la feria, en cuanto a toreros, están rematados o no, ni me importa. Sí le puedo decir que, junto a ganaderías comerciales y de garantía, como las llama usted, y que a mí me sobran todas, se anuncian otras que interesan al aficionado. Este simple detalle, comparándolo con la ruina que sale por los chiqueros en la mayoría de las plazas de primera, ya merece la pena. Después, día a día y toro a toro, ya veremos lo que sale al ruedo, cómo se comporta, qué y cómo se le hace y el juicio que nos merece.
- Pero que no venga Miguel Ángel Perera, indiscutible triunfador de la temporada; ni José Tomás, aunque lo de la televisión…; ni Manzanares, el torero más profundo del momento, aunque está aquejado de una rara enfermedad…; ni el elegante Cayetano, que está cogido…; ni… pues eso, que rebaja la categoría de la feria. Y si en vez de tantas corridas duras se hubieran programado otras más amables quizás alguno de los figuras que vienen a una tarde, como “El Cid”, Ponce o “El Juli”, podrían haber repetido y se hubieran maquillado un poco los carteles. Pues nada, alimañas y gladiadores, así se entiende que repita un torero vulgar como “El Fundi”…
- ¡Pare… pare las cabras, don José, que se están metiendo en un sembrao! Un respeto… Para empezar un respeto, porque este hombre, este torero, se ha ganado el puesto en la plaza, año tras año, matando toros, ¡toros! digo, no chotos amaestrados y afeitados hasta las trancas. Además esta temporada está sembrao y está triunfando en todas las plazas en las que torea, y por si esto fuera poco, este matador de toros es uno de los mejores y más puros estoqueadores del momento. Si alguien se merece una repetición en esta feria es precisamente “El Fundi”. De los demás que usted me nombra, esas figuras con las que se le llena la boca, me da lo mismo que no vengan si para que eso ocurra tiene que venir ese toro comercial y de garantías que tanto añora usted y que tanto aburrimiento trae consigo.
- Ya veremos… ya veremos como sale la cosa, don Pepe, yo no confío mucho. Menos mal que, por lo menos, el día de nuestra querida patrona esta Morante con seis toritos para el solo y quizás, en día tan señalado, surja la magia.
- Nunca mejor dicho, don José… Con seis toritos: to-ri-tos.
- Venga, don Pepe, que ya me entiende usted.
- Ya lo creo que lo entiendo. ¡Ah!... Y ojalá que surja la magia, aunque sean unas breves pinceladas, pero habremos de juzgar la categoría del trazo en relación a las cualidades y el trapío de su oponente. Aunque hubiera preferido ver a Morante en una corrida normal de tres matadores, y si quiere hacer una gesta que se anuncie con una ganadería de renombre y no con seis toritos rebuscados entre lo poco que queda en el campo bravo a estas alturas de la temporada para cumplir un mero trámite. Algo no me huele bien en…
- Deje de elucubrar y avance que ya estamos cerca de la taquilla, el próximo va usted, don Pepe. Aún tendremos tiempo de tomarnos un piscolabis.
- Pues no ha sido tanta larga la espera… Además yo conozco una taberna cerca de aquí que tiene unas…
- Calle y pida, que le toca ya.
- A la orden.
- Pues yo había pensado en una vinacoteca que está muy cerquita de aquí…
- Como vamos bien de tiempo, vamos a los dos y así no discutimos… ¿No le parece?... Y a propósito, don José, quería comentarle lo de ese profesor amigo suyo, Leandro Gado, creo que firma sus escritos. ¿Ese hombre esta fuera de sus casillas, o qué? Porque dice una cosas de lo más extravagantes y ridículas.
- Pues en esta ocasión parte de un análisis bastante certero de lo que ocurre con la suerte de varas en la actualidad. En algún punto incluso estoy de acuerdo con sus planteamientos, pero las conclusiones a las que llega son un poco exageradas.
- ¿Se acuerda de aquel artículo que publicó en nuestro Blog? Hablaba de un toro teledirigido o algo parecido. Aquello si que era una flipada.
- Pero a veces estos científicos visionistas tienen momentos de clarividencia…
- Es un chalao…
- Que no, don Pepe… Es una buena persona.
- No pongo en duda su condición como persona, don José, incluso me gusta que escriba sus chaladuras en nuestra página… pero me parece que está un poco tocado del ala.
- ¿Qué toma usted?
- Un Bitter Cinzano con alcohol.
- Que sean dos.
- Y unas anchoas.

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