Cuando esta mañana estaba leyendo en “El Chofre” la entrada de Tony en la que comunica su “colorín colorado”, una canción, junto con una infinita tristeza, se ha ido enroscando en mi mente hasta convertirse en una necesidad. Con urgencia la he localizado y, mientras la escuchaba, he vuelto a releer tranquilamente el artículo en cuestión. Una y otra vez he escuchado la canción: mientras rumiaba sus palabras, mientras trataba de comprender su decisión, mientras imaginaba una respuesta, mientras intentaba inventar unas palabras, una frase de ánimo… La canción seguía estando presente en mi pensamiento como el mejor recuerdo, el mejor homenaje que se le puede dedicar a un hombre, como Juan Antonio Hernández, que lucha por una idea justa.
La canción es “Sueño con serpientes”, de Silvio Rodríguez.
Los momentos compartidos, que han sido pocos; las ilusiones concebidas, que han sido muchas; el trabajo invertido, que para bien o para mal ahí está; el amor a esta Fiesta que se nos muere irremediablemente, que “como el agua entre las manos se nos va”… Esos momentos, esas ilusiones, ese trabajo… me ofrecieron la posibilidad de conocerlo como aficionado y, lo que es mucho más importante, de apreciarlo como persona, y eso, por más que llueva, siempre quedará para mí.
Que más puedo decir. Podría componer un alegato, analizar las causas, ofrecer un poco de ánimo… Que más da, hoy es un día triste en este espacio y ya no tiene remedio. Sí quiero lamentar la perdida de un guerrero por una causa justa como es la defensa de una "Fiesta íntegra, auténtica y justa", uno de los de primera fila, como dice el poema de Bertolt Brecht que da comienzo a la canción que enlazo, uno de los imprescindibles. Aunque sea una pérdida importante sería de egoístas pedir que siguiera, porque antes que nada está la persona y, si Tony ha tomado esta decisión, sus razones tendrá.
Por eso me he refugiado en esta canción, no se como ni por qué, pero desde que me he enterado de la noticia esta mañana se ha convertido en mi banda sonora del día, quizás sea porque algunas canciones llegan mucho más hondo que las palabras, porque son más certeras al tocar fibras que sólo la música estimula, porque la voz -y la de Silvio Rodríguez en especial- es un vehículo privilegiado para trasportar emociones y sensaciones, porque canciones como esta son un bálsamo que ayuda a pasar el mal trago y, aunque sea egoísta, porque es otra forma de pedir que, porque es uno de los imprescindibles en esta lucha, “El Chofre” siga vivo.
Nota: Definitivamente hoy es un día triste. Cuando he entrado en el Blog para publicar este pequeño homenaje he leído que Betialai, en solidaridad con Tony, también abandona el barco. Ojalá sea un mal "sueño con serpientes" pasajero y despertéis, los dos, fortalecidos.
Va por los dos.
“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala
viernes, 26 de septiembre de 2008
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Mariano, amigo. Ha sido un placer haberte conocido.
ResponderEliminarEso nada ni nadie no lo va ha quitar.
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