Al volver del fin de semana me entero que el "Trofeo Carriquiri”, con el que se premia al toro más bravo de la Feria de San Fermín, ha ido a parar a Pelícano, toro de la ganadería de Fuente Ymbro lidiado en sexto lugar, el pasado 9 de julio, que después de un discretísimo y muy cuidado tercio de varas, llegó al último tercio con cierto recorrido, a pesar de su flojedad, y embistió con nobleza chochona a la muleta.
No puedo opinar sobre los merecimientos de otros toros, de entre los que se lidiaron este año en el coso pamplonés, porque no los vi, pero sí puedo decir, porque fui testigo directo en la plaza, que si el toro más bravo de la que, pomposamente, se denomina “Feria del Toro” es el que ha resultado premiado, mal… muy mal van las cosas en Pamplona.
Con una primera vara en la que el toro empujó discretamente, se dejó pegar y el picador levantó el palo a los pocos segundos, y un segundo encuentro que consistió en un leve picotazo del que salió suelto, no se le puede dar ningún premio de bravura a ningún toro. A no ser que se trate de una broma, o que hayan cambiado -y yo no me haya enterado- los parámetros para calificar la bravura de un toro y ahora, en vez de calibrar esa cualidad por el comportamiento del toro en la suerte de varas, se mida por la docilidad, la bobez, el aborregamiento y el colaboracionismo del animalillo en el último tercio.
Pueden comprobarlo ustedes viendo el vídeo que enlazo a continuación, publicado por “La Cabaña Brava”, que recoge la primera vara que tomó el toro premiado, Pelícano (si desean ver la breve segunda vara pueden hacerlo visionando el vídeo “El Tercio de Varas de los Fuente Ymbro en Pamplona”, que esta alojado en el contenedor de vídeos de “LcbTV”), y la faena de muleta de Miguel Ángel Perera en la que se puede comprobar que el toro, en el último tercio, fue lo que vulgarmente se llama: un bombón.
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