“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

martes, 8 de abril de 2008

Emoción o aburrimiento

Cuando en una tertulia sobre un festejo taurino se amontonan las palabras, se superponen las opiniones, se levanta el tono de la voz y se habla con pasión, se rebuscan exclamaciones y adjetivos grandilocuentes, se rompen las reglas de una conversación ordenada… es que la “emoción” de lo visto, y lo vivido, provoca sensaciones intensas que hacen recordar como si lo estuvieras viendo, viviendo de nuevo.

Cuando en una tertulia sobre un festejo taurino se respeta el turno de palabra, se interviene por compromiso, se rebuscan los adjetivos para condenar o para disculpar, se mantiene un tono de voz apagado y los lamentos y malos augurios se apoderan del vocabulario… es que el "aburrimiento" se ha adueñado del ambiente y, más que hablar, se desea olvidar y lamentarse por la pérdida de otra oportunidad.

Emoción o aburrimiento. He ahí el quid de la cuestión.

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