“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

miércoles, 29 de abril de 2009

APUNTES SOBRE LA CORRIDA CONCURSO Y LA "OTRA"

Este fin de semana tuvimos la oportunidad de ver en Zaragoza las dos Fiestas; el sábado 25, el festejo de las figuritas de la "prensa del corazón", con los hermanos Rivera Ordóñez acartelados con toritos de procedencia bodeguera; el domingo 26, la Corrida Concurso de Ganaderías con cinco toros muy bien presentados y otro, precisamente de la misma procedencia que los del día anterior, que no estuvo a la altura de las circunstancias, y con tres toreros modestos en el cartel.

Después de ambos festejos llama poderosamente la atención el diferente trato que se ha dado, por parte de la prensa local, a una y otra corrida. De la primera -la de Fran “el medallista” y Cayetano “el modelo”- no se ha hablado para nada del juego de los toros de Algarra que, estando bien presentados, fueron fieles a lo que se espera del toro comercial: escasez de fuerza, docilidad, nobleza borreguil, colaboracionismo... y ha pesar de eso, poco o nada se pudo ver de toreo artístico. Los toros recibieron, como reclaman los profetas de la nueva tauromaquia del muletazo, un par de picotazos y llegaron a la muleta, salvo el último que tuvo cierto poder, aptos para el torero moderno. Pues ni por esas. Cayetano se hartó de dar muletazos deslavazados y sin ninguna ligazón y le concedieron una oreja, solicitada mayoritariamente por voces femeninas poco habituales de los tendidos de las plazas de toros cuando no torea el "modelo de Armani", en su primer oponente. En el sexto, un manso grandón y con algo más de fuerza que sus hermanos, naufragó por falta de conocimientos. El toro metía la cara con clase cuando se le obligaba, pero Cayetano fue incapaz de ligar dos muletazos seguidos. A la salida de la plaza le escuché a más de un aficionado: “Si ha ese toro lo coge Ponce pone la plaza boca abajo”. Porque el toro era de esos mansos que si los obligas se entregan... o se rajan. Con este torero, que domina las posturitas pero no tienen ni idea de la técnica del toreo, no vimos ni lo uno ni lo otro. Su hermano Fran, “el medallista”, que había entrado de rondón sustituyendo a Miguel Ángel Perera, se dice que por imposición familiar, estuvo como acostumbra, como la chata y fue despedido con una bronca monumental. El tercero en discordia, Luís Francisco Esplá, estuvo pero no estuvo, se pasó la tarde sin molestar, y eso que tuvo un segundo toro para hartarse de torear.

Mientras que para alguno de los críticos locales esa tarde habíamos tenido a Juan Belmonte redivivo en el Coso de "La Misericordia", para la mayoría de aficionados había sido una tarde plúmbea y sin relieve, como la mayoría de las que se suceden en las distintas ferias en las que se anuncian figuras del momento con toritos comerciales al uso, como, por ejemplo, lo que está sucediendo tarde tras tarde en la feria sevillana, en donde, según los críticos destacados en la ciudad hispalense, después de un montón de corridas, solo se puede salvar el juego de tres o cuatro toros. En cambio de la segunda, la Corrida Concurso de Ganaderías, la crítica local ha sido unánime en su descalificación. Desde toros mal presentados, limpieza de corrales, inservibles para el lucimiento, sujetos a tercios de varas asesinos que inutilizan los toros para la faena de muleta, santo y seña del toreo moderno, que es el sambenito con el que nos machacan los profetas de la nueva tauromaquia.

Pues bien, en la Corrida Concurso de Zaragoza del día 26 hubo dos toros que echan por tierra todas estas teorías. Dos toros -la mitad de los que han salido en Sevilla hasta el momento- que, cada uno con sus matices, aguantaron un tercio de varas de concurso y luego sirvieron para la muleta. La lástima es que los toreros a los que les tocaron en suerte no estuvieron a la altura de las circunstancias, pero eso es harina de otro costal. Pero vayamos por partes.

En segundo lugar saltó al ruedo un toro cinqueño de Prieto de la Cal, “Pajarraco” que, entre un sinfín de capotazos, tomó cuatro varas arrancándose de largo, galopando y empujando, y una segunda al relance del capote de un subalterno que no supo volver a sacarlo a los medios, se creció en banderillas y tuvo tres o cuatro series embistiendo con prontitud, largura y nobleza. Al final el toro se resintió, más que del castigo recibido en varas, por la mala lidia que tuvo que soportar en los primeros tercios y la falta de oficio de su matador en la muleta pues, no en vano, Ricardo Torres hacia años que no toreaba en España y menos ganado de estas características. “Pajarraco” fue un gran toro que tomó cinco puyazos en regla y llegó a la muleta con muy buenas condiciones para el lucimiento de su matador, pero tuvo la desgracia de que éste no estuviera al nivel exigido por el toro. En sexto lugar se corrió un cuatreño de Ana Romero, “Cacerolito”, que a la postre resultó el ganador del concurso y que fue otro toro excelente. Tomó cuatro varas tardeando pero arrancándose al galope hacia el montado, tuvo menos fijeza e hizo sonar los estribos, se dio una costalada, más por empuje que por debilidad, y salió suelto en la última vara, pero luego en banderillas se vino arriba de forma espectacular y en la muleta fue una máquina de embestir. Como todos los toros bravos tenía sus dificultades y había que llevarlo sometido y toreado. Alberto Álvarez, que se había esforzado en hacer una lidia adecuada hasta el momento, aunque sacó buenos pases sueltos, se vio desbordado por la bravura de su oponente y falló estrepitosamente con la espada. Al toro se le dio la vuelta al ruedo y, a juicio del jurado, se llevó el premio al toro más bravo. En resumidas cuentas, dos toros excelentes en una misma corrida, cosa que no ha ocurrido en la presente temporada en ninguna de las ferias de pedigrí que hasta el momento se han celebrado, y que no encontraron los toreros adecuados para lucirse con ellos.

Pues esto a la crítica especializada zaragozana, de forma unánime, le ha parecido una corrida infame que no se debería volver a programar. Lo mismo dijeron, parece que las crónicas estén calcadas, en la Corrida Concurso del año pasado en la que también brillaron dos toros con luz propia: “Farolero”, de Prieto de la Cal; y “Lanudo", de FuenteYmbro. Prefieren el medio-toro bobo, dócil y, la mayoría de las veces, lisiado al que se apuntan los figuritas del momento y con el que no son capaces, como ocurrió el sábado con material apropiado, de sacarle ni una serie rematada. Como dice el refrán: “Para gustos están los colores”. Si ustedes se divirtieron el sábado, deslumbrados por los flash de las fan de los hermanos Rivera, viendo como naufragaban con una corrida a modo, yo lo pase en grande viendo el juego de dos toros -“Cacerolito” y “Pajarraco”- a pesar de los lidiadores que les tocaron en suerte que no consiguieron estar a la altura de la bravura de sus oponentes. Como digo en una entrada anterior, en esta Corrida Concurso faltaron Toreros de Concurso, ese fue el mayor problema, pero eso no es achacable a los toros que se lidiaron sino a quién la programó de esta forma.

Y para concluir una reflexión sobre la entrada registrada en “La Misericordia” en ambos festejos que, por los juicios emitidos, parece ser que es culpa de los que asistimos a ellos. El problema de los aficionados que acudimos a los festejos programados fuera de feria, en Zaragoza, en Madrid, en Sevilla y en cualquier otra plaza española, es que somos pocos, y menos que vamos a ser si periodistas y propagandistas se dedican, en vez de apoyar y publicitar los festejos taurinos, a desacreditar a los que asistimos a ellos asiduamente. Al festejo de la “prensa rosa” que tuvo lugar el sábado, contando con la presencia casi diaria de los hermanos Rivera en revistas y televisiones hablando de sus amoríos, pasarelas y actividades extra-taurinas, acudimos poco más de un tercio del aforo, a ojo de buen cubero, unas 3.500 personas. En la Corrida Concurso del domingo, con un cartel de toreros modestos, poco placeados y poco conocidos, sobre un cuarto de plaza, unas 2.500 personas. Pocas, muy pocas, es cierto. Pero comparando la entrada de un festejo con el otro, el auténtico batacazo, de público y económico, es el de la corrida del sábado. Si el cartel del primer día, con toda la campaña publicitaria de la “prensa rosa” y "programas televisivos del corazón”, sumado a la pegada de carteles de Cayetano por toda la ciudad, sólo es capaz de llevar 1.000 personas más a la plaza, el problema, y gordo, está ahí. No es de extrañar que las figuras no quieran anunciarse fuera de las ferias, y en estas tan sólo en los días señalados. Los figuras solo quieren ir a plaza llena cuando su obligación, si figuras son, sería llenar las plazas.

Considero un fracaso mucho mayor el tercio de asistentes que estuvimos en el festejo del sábado, que el cuarto de plaza que se cubrió en la Corrida Concurso del domingo que, además, fue televisada para Aragón y Castilla-La Mancha. También debemos tener presente que para desplazarse hasta Zaragoza para asistir a los toros, por motivos laborales, es mucho peor día el domingo que el sábado y muchos de los que hubieran venido no lo hicieron por ese motivo. Pero parece ser que a los críticos taurinos zaragozanos estas razones no les importan y que la culpa de todos los males que aquejan a la Fiesta en Zaragoza, como dice uno de ellos de forma ingeniosa en su crónica, la tengan “los cuatro del cuatro”. Pues esos “cuatro del cuatro”, y unos cuantos más que no nos sentamos en ese tendido, también tendremos la culpa de los dos toros bravos que pudimos ver el pasado domingo en el Coso de “La Misericordia” y que es posible que, cuando acabe la temporada tras la Feria del Pilar, ante la escasez de ejemplares semejantes, sigamos recordándolos.

3 comentarios:

  1. Que sarta de topicazos.

    El sábado no fueron 3.500 personas. Fueron más de 5.000, quizás unas 6.000. El domingo no más de 2.500 personas. Pero ojo que la buena la de los aficionados, la de europa, la del hueco y no sé cuántas cosas más no lleva ni un tercio de plaza. Por qué? Porque no van ni los aficionados.

    Que fuera de feria no va la gente a los toros es una gran mentira (en unos sitios sí y en otros no). Más o menos como aquél comentario que realizaste sobre las ferias de valencia y castellon.

    Que por cierto, Bilbao, la del hueco, la que ya no es la que era y que había adelantado por la izquierda ha subido su número de propietarios.

    El domingo no gustó a la prensa ni a gran parte de los aficionados. Lee los foros.

    A los aficionados nos gustan los toros y los toreros. Ni lo del sábado ni lo del domingo.

    Ni el ombliguismo, que zaragoza tiene mucho.

    Cuánto topicazo, cuánto, para no decir nada, cuánto para no dar un paso hacia adelante y criticar lo que se está haciendo en zaragoza y a quién lo hace ... y por supuesto a quién lo permite.

    El problema de zaragoza no son los toreros con medallas.

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  2. Mariano que grande eres dejando entrar a los que le hacen el trabajo sucio al tarineo.
    Y enciam no se cortan un pelo en ser los voceros.

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  3. Invitado08 habla sólo por invitado08, De todas formas, llapisera, puede Ud. comentar todo lo que diga sin insultar.

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