- Hola don Pepe.
- Hola don José.
- Hoy, y sin que sirva de precedente, creo que vamos ha estar de acuerdo usted y yo.
- Depende, don José. Depende de lo que me diga usted.
- Ya le digo, de antemano, que vamos ha ser de la misma opinión en el asunto que le voy a plantear.
- Usted dirá, pero no le de más rodeos a la cosa y vaya al grano.
- Pues quiero hablarle del toro que resultó ganador de la Corrida Concurso celebrada el pasado domingo en nuestra querida plaza de “La Misericordia”, don Pepe, de “Cacerolito”, ese bravo ejemplar de la ganadería de Ana Romero.
- Pues mire usted, don José, me parece que va a ser que no, que esta vez tampoco vamos ha estar de acuerdo, porque yo me quedo con el toro de Prieto de Cal, con “Pajarraco”, que me pareció mejor presentado, más bravo y más completo.
- Pero ese toro llegó a la muleta con poca fuerza y se apagó antes, en cambio “Cacerolito”, al que se le dio la vuelta al ruedo por petición del público, se creció en banderillas, se vino arriba en la muleta y fue una máquina de embestir.
- Pero no debe usted de olvidar que llevó una lidia mucho más ordenada, se le dieron los capotazos justos y, por esa razón, llegó más boyante a la faena de muleta. En cambio “Pajarraco” sufrió un sin fin de capotazos deslavazados que le restaron fuerza para los tercios posteriores de la lidia. Pero vayamos por partes y empecemos por el principio, por el tercio de varas en donde, yo creo, el de Prieto de la Cal fue muy superior.
- ¡Ya estamos con el tercio de varas! No se puede centrar todo en la suerte de varas, don Pepe, porque también cuenta el juego del toro en los restantes tercios de la lidia, pero si usted lo quiere así, hablemos primeramente de eso, porque “Cacerolito” recibió cuatro varas en toda la regla arrancándose de largo y al galope.
- Pero hizo sonar los estribos, no empujó, se repuchó del caballo, no lo castigaron tan apenas y en la última, la cuarta, le costo dios y ayuda acudir al montado, haciendo amagos de no querer ir, pensándoselo mucho y saliendo suelto nada más sentir el hierro. En cambio “Pajarraco”, tomo cinco varas, la segunda al relance de un capote del subalterno que no supo sacarlo hacia los medios para volver a colocarlo en suerte, pero en las otras cuatro se arrancó de largo y empujó con fuerza, no hizo amagos de querer irse y recibió mucho más castigo, además, como le decía anteriormente, de la desastrosa lidia que tuvo que soportar en ese tercio.
- Ni exagere con el suyo, ni menoscabe el mio, don Pepe, porque “Cacerolito” en banderillas se vino arriba y fue bravo y noble en la muleta, y lo que es más importante, llegó al último tercio con más fuerza que el de Prieto de la Cal y ofreció mucho juego a su matador, lastima que...
- .... Alberto Álvarez, que en el papel de lidiador estuvo correcto toda la tarde, intentando hacer las cosas como se tienen que hacer en una Corrida Concurso, no estuvo a la altura de la bravura y la clase del toro.
- Tenga usted en cuenta que para toreros tan poco placeados como los que hicieron el paseíllo el pasado domingo es un compromiso enfrentarse a toros como los que saltaron al ruedo y si, además, salen un par de toros bravos pues...
- Pues pasa lo que pasó... Pero no desviemos la conversación hacia ese terreno porque aún me queda algo que decir sobre “Pajarraco” para completar mi argumentación sobre las razones que me llevan a afirmar que fue más bravo y completo que el que resultó agraciado con el premio.
- Siga usted con su razonamiento, don Pepe, aunque no me negara que, si bien en varas puede que fuera más completo el de Prieto de la Cal, en banderillas y en muleta mi defendido lo superó con creces y, según mi opinión, la bravura de un toro no se debe medir sólo en la suerte de varas, sino en el conjunto de la lidia.
- En mi opinión, don José, en eso también superó “Pajarraco” a “Cacerolito”, pues si bien es cierto que el primero llegó más justo de fuerzas al último tercio -no debemos olvidarnos de la desastrosa lidia a la que se le sometió que le restó muchos de los muletazos que el toro tenía, y el mayor castigo que recibió en varas-, en banderillas estuvieron a una altura similar, y en el tercio de muleta, el de Prieto de la Cal, tuvo tres o cuatro series embistiendo con largura y nobleza que su matador, Ricardo Torres, no supo conducir en ningún momento. Otro gallo hubiera cantado si en vez de encontrarse con el matador que le tocó en desgracia hubiera estado en otras manos.
- Pero la prontitud y la entrega de las embestidas de “Cacerolito” llevaron la emoción a los tendidos y, quizás por eso, el público se inclinó por este toro y solicitó la vuelta al ruedo unánimemente, y el jurado le concedió el premio.
- Y porque, no se olvide usted, veníamos de ver tres toros que defraudaron, como fueron los de Escolar, Alcurrucén y, sobre todo, el de FuenteYmbro. Y otra cosa más que debemos tener presente, después de un tercio de varas menos emocionante que el del segundo toro, cuando se vino arriba en banderillas y en la muleta el público, que estaba con ganas, quedó más impresionado y volcó sus preferencias hacia “Cacerolito”.
- Pero no me puede negar usted, don Pepe, que fue un gran toro, como también lo fue “Pajarraco”.
- De eso no caben dudas. En eso, y sin que sirva de precedente, estamos de acuerdo, ambos fueron dos buenos toros, y como ocurrió el pasado año con “Farolero” y “Lanudo”, tardaremos tiempo en olvidarlos.
- Y más con lo que está saliendo por las principales plazas, don Pepe. Yo que sigo la feria sevillana por la televisión estoy decepcionado con el juego de los toros que están saliendo al albero de la “Real Maestranza”, con esos toros inválidos no se puede torear, la cosa se está pasando de castaño oscuro, y de todas las corridas que he visto no han salido dos toros que se acerquen ni de lejos a los que pudimos ver aquí, en “La Misericordia”, el pasado domingo.
- En eso también estamos de acuerdo, don José, lo de Sevilla está siendo de vergüenza, porque además de inválidos los toros son impresentables para una plaza de primera categoría como la sevillana, y en toda la feria no han salido dos toros que se acerquen en presentación y en juego al ofrecido por “Pajarraco” y Cacerolito”. Ambos fueron dos grandes toros, bravos y nobles que, después de los fuertes tercios de varas que soportaron, sirvieron para la muleta, echando por tierra las teorías de esos periodistas modernos que descalifican las corridas de este tipo aduciendo que se sacrifica el toro en el primer tercio dejándolos inservibles para el toreo actual que, según esos nuevos profetas de la tauromaquia moderna, se basa única y exclusivamente en la faena de muleta. El pasado domingo en la Corrida Concurso de Zaragoza quedó demostrado todo lo contrario, si los toros tienen el poder que debe tener un toro de lidia aguantan perfectamente el primer tercio y llegan al último con la fuerza suficiente, y si además, como ocurrió en “La Misericordia” con nuestros dos protagonistas, resulta que son bravos y nobles, quedan aptos para el lucimiento en la faena de muleta que, entonces, ante toros íntegros y con poder, si que toma la dimensión de faena grande.
“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala
sábado, 2 de mayo de 2009
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