“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

martes, 20 de mayo de 2008

Desde mi Andanada


Llegué a la plaza casi con la hora de comienzo del festejo. Aún pude tomarme un café en compañía de un par de camaradas que, estirando el tiempo, apuraban los últimos tragos de su consumición en el bar habitual. Enfilamos las escaleras de la Andanada y, casi en el momento de iniciar el pasillo, llegábamos a nuestro sitio.


Tengo que decir, antes de continuar con este primer artículo de esta nueva sección, que suelo acudir a todas las funciones de toros de buen humor, cargado de optimismo y expectante ante la sorpresa que en cualquier momento se pueden presentar en el ruedo, luego, dependiendo de como se vayan desarrollando l
os acontecimientos, el optimismo se va desinflando y la expectación decayendo y, aunque por desgracia, en los últimos tiempos esto ocurre con demasiada frecuencia, suelo mantener el buen humor incluso en los momentos más desesperantes y, aunque sea desde el desánimo, intento extraer algún detalle de torería que, aunque mínimo, pueda incorporar a mi álbum de recuerdos taurinos.

De esos detalles, de esos chispazos fugaces, de esos momentos puntuales que se producen a lo largo de una corrida, pretendo escribir en esta sección. Será destacado lo que, según mi opinión, lo merezca y denunciado lo que, siguiendo el mismo criterio, sea denunciable. “Desde mi Andanada”, lugar en donde comparto el sitio con mis camaradas, quiero ofrecer algunas pinceladas sobre los festejos a los que pueda asistir y la manera en que los vivimos, los comentarios que se generan, las bromas que van y vienen, como dardos hirientes, entre el puñado de aficionados que nos agrupamos en la Andanada de La Misericordia zaragozana.


Al llegar a mi localidad, cuando se estaba forman
do el paseíllo para comenzar el festejo, me enteré que la terna era, según me dijeron, “de novilleros punteros”, vamos, un lujo de novillada. Pepe Moral, Rubén Pinar y José Manuel Más, ante novillos de los Hnos. Lozano.

Nada que objetar a la presentación del ganado, con edad, peso y pitones astifinos, pero… -¿por qué casi siempre hay un pero?- mansos...
- “Un catálogo de mansedumbre”,
apostilló David al finalizar la novillada.

Aun con todo, porque los toros mansos también tiene su lidia, hubo ocasión para el lucimiento y, de hecho, Rubén Pinar, aspirante a figura (“es un clon de El Juli”, había sentenciado Juan al comienzo del festejo),
fiel representante del "toreo moderno" -pico y pala, de abajo a arriba, de dentro a afuera-, con la lección bien aprendida y el lote más asequible de la tarde, consiguió calentar al respetable y cortar una oreja de cada uno de sus novillos. A destacar que mató como un cañón, haciendo bien la suerte, sobre todo a su segundo, el quinto, sin duda, lo mejor de su labor y de la tarde.

Cuando salía el cuarto novillo, un "tío", llegó la primera mala noticia de la tarde...
- “¡Gol del Mallorca!”,
nos comunicó Dani, que escuchaba el partido por la radio.
- “Al año que viene, con el equipo en segunda, veinte novilladas”
, decía, entre risas, David…

Pepe Moral que, más que de torero, tiene pinta de jugador de baloncesto, no pudo con el "tío" que le tocó en suerte. Con su primero, el más flojo del encierro, se empeño en llevarlo a los medios cuando el novillo solo quería las tablas, no lo supo o no lo quiso entender y, entre el ir y el venir, se le pasó el rato.


En la lidia del sexto novillo, al remate de un lance garboso, un murmullo de esperanza, como un olé, surgió del respetable…
- “¡¡¡Gol de Oliveira!!!”
, nos comunicó inmediatamente Dani... "empate, de momento estamos salvados porque pierde el Recre".

El novillo se empleó en varas, tres puyazos empujando, le dieron de lo lindo. En banderillas, como la mayoría de sus hermanos, se vino arriba y creo algún problema. Acusó el castigo en la muleta y se agotó pronto, pero al comienzo de la faena tuvo su momento y Más no supo aprovecharlo, el novillo pedía "más" mando y ligazón, dejarle la muleta puesta y tirar "más" de él, y Más se dedico a perder el tiempo componiendo la figura que descomponía después de cada pase, el novillo pedía "más" y Más le dió "menos"... Cuando la tarde languidecía y el toro hacía rato que pedía la muerte… vino la puntilla para el Zaragoza…
- “¡Gol del Mallorca!
otro fallo de la defensa", nos comunicó desconsolado Dani.


Los novillos tomaron 16 varas, casi todas traseras. No se cayó ninguno, tan sólo uno blandeó. La lidia, en general, fatal...
- “¡Son las manos!… Son ellos los que estropean a los novillos… ¡Son las manos!”,
exclamaba acalorado Juan viendo los capotazos sin sentido de novilleros y subalternos.

Y es que, en cuanto sale un toro diferente del patrón, pierden los papeles y ya no saben lo que hacer. Los novillos del domingo tenían tela que cortar, eran mansos y encastados, con los problemas que eso conlleva, sobre todo si no se hacen bien las cosas, por eso mismo, y por la seriedad de sus cornamentas, imponían respeto a los toreros y miedo al respetable. Es lo menos que podemos pedir los aficionados.


Cuando bajábamos las escaleras camino de la calle, la radio nos trajo una última mala noticia…
- “Gol del Mallorca, tres a uno”
...

Definitivamente hundidos en segunda… Aunque, quizá no haya mal que por bien no venga y, como de ilusión también se vive, por pedir que no quede… “Al año que viene, veinte novilladas”.

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