Quizás sea la entrega, la ofrenda de la vida, el desinteresado ofrecimiento del cuerpo propio para defender al compañero caído, al indefenso que se encuentra abatido e inconsciente a merced de las embestidas del toro. Ver esos ojos que vigilan la siguiente acometida, esas caras tensionadas por la cercana presencia de la muerte, los gestos y la decisión para, como manta protectora, cubrir, con los suyos, el cuerpo rendido del amigo…
Quizás, para tratar de explicar esa sensación que no acierto a describir, sea más acertado acudir a un fragmento de unos versos de Konstantino Kavafis que me salieron al paso:
En medio del terror y de la sospecha,
con la mente agitada y los ojos asustados,
buscamos soluciones y planeamos qué hacer
para escapar de la segura
amenaza que tan espantosamente nos acecha.
Sin palabras, lo mismo que sientes tu, senti yo al ver el video.
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