Lola Flores estrenó estas bulerías en 1947. Formaban parte de la banda sonora de la película "Embrujo", una de las dos que grabó junto a Manolo Caracol, dirigida por Carlos Serrano de Osma y que, además de este tema, original de Quintero, León y Quiroga, recogía los mayores éxitos de la pareja que formaban estos dos monstruos de la escena que entonces estaban en lo más alto de su popularidad y de su pasión.
Pero antes de entrar en materia es preciso relatar una curiosa anécdota, ocurrida ayer, que tiene que ver con la elaboración y los contenidos de esta entrada. La idea original era dedicar el mayor espacio de la misma a la protagonista de la canción, Gabriela Ortega Feria, nacida en Cádiz en 1862, bailaora de tronío, que casó con el torero Fernando Gómez "El Gallo" y abandonó la profesión para ser la madre de tres toreros y la suegra de otros tres. Cuando ya había recabado la información necesaria y me disponía a escribir sobre ello vi que lo que pretendía hacer ya estaba hecho. "Juan Pasmo", en el Blog "El rincón de Ordóñez", se habían ocupado de ello y la historia de la "señá Gabriela" ya estaba contada. Esto significó un cambio de los contenidos de este artículo que, en vez de centrarse en la madre de "los Gallo", se va a ocupar de la interprete de la copla, Lola Flores, no de su biografía, harto conocida de la mayoría, sino del amplio repertorio taurino de "La Faraona". Así esta entrada servirá de complemento de la otra o viceversa.
Dolores Flores Ruiz nació, en Jerez de la Frontera, el 21 de enero de 1923. Empezó a cantar en 1939 en su ciudad natal anunciándose como Lolita Flores "Imperio de Jerez". Pronto obtuvo su primer triunfo, y quizás el mayor de carrera, pues no en vano la casa que se construyó cuando ya era una figura consagrada, lleva el nombre de su primer gran éxito: "El lerele". Este número, que la puso de golpe en el primer plano de la actualidad, estaba incluido en el espectáculo "Cabalgata", que se representaba el el madrileño Teatro Fontalba. Pero como decía en el párrafo anterior, dejemos su biografía aparte y centrémonos en su rico repertorio taurino, uno de los más extensos entre todos los interpretes de la copla, y de alguna de sus relaciones con los profesionales del toreo.
Lola Flores, que era una gran aficionada a la Fiesta de los Toros, conoció a muchos toreros a lo largo de su carrera, de muchos fue amiga y compartió fiestas y juergas con ellos, y de uno se enamoró perdidamente, según confiesa ella misma en su memorias. Este no era otro que Rafael Gómez "Gallito", nieto de la "seña Gabriela", que en los primeros años de la década de los cuarenta era una firme promesa y la esperanza para la continuación de la legendaria saga torera de "los Gallo". Al cabo del tiempo, Lola lo recuerda con el cariño y y la fuerza que dejan los primeros amores: "Me enamoré de él, nada más verle, como una loca, como no me había enamorado nunca. De una forma feroz, con un amor juvenil fuerte, que casi, casi daba un poco de susto". La historia acabó bruscamente, el torero no quería comprometerse con ella para nada serio y la jerezana, con dieciocho añitos y una carrera artística en ciernes, tampoco quería continuar una relación sin futuro. "Gallito" se despidió a la jerezana, diciéndole que tenía a la puerta a una señora mayor que ella, dentro de un cochazo impresionante, con chófer, con abrigo de pieles y luciendo unos llamativos brillantes... Y Lola se quedó compuesta y sin novio.
Pero su relación con el mundo de los toros no se acaba aquí. Se da la circunstancia que el representante de la jerezana en sus primeros años de carrera era un antiguo banderillero, "Palmita", que había ido en las cuadrillas Domingo Ortega y Antonio Márquez que, curiosamente, también ejerció de representante artístico de su esposa, Concha Piquer, tras retirarse de los ruedos. Pero esa es otra historia y en su momento tendrá su sitio.
Además de la copla que nos ocupa Lola Flores cantó muchas otras de temática taurina. "Abanico de toros", un cha-cha-cha flamenco de León y Solano, en cuya letra se menciona a Salvador Sánchez "Frascuelo", a Rafael Molina "Lagartijo" y a los toros de "Miura", los más cantados en la copla de tema taurino. En 1952 estrena la creación "Ole, mi torero", bulerías de Quintero, León y Quiroga, en donde se nombran los toros del Duque de Veragua. "Conchita Cintrón" es un pasodoble dedicado a la excelente rejoneadora, y torera de a pie, chilena del mismo nombre. En él, además de glosar las excelentes cualidades de la amazona, se nombra a Álvaro Domecq y Díaz y a Juan Belmonte en su faceta de rejoneador. En "Coplas a Antonio Ordóñez", le canta al poderío del torero rondeño, y en "Venga pronto el volapié", bulerías a "Pepe-Hillo", ambos temas son de A. Gallardo y N. Sánchez. Lola Flores también tuvo una excelente relación con los venezolanos hermanos Girón, y a cada uno, César, Curro y Rafael, les cantó un pasodoble, todos fueron compuestos por el poeta, y letrista de muchas de las coplas que cantó "La Faraona", Luis Gómez. "A Gitanillo", original de Felipe Campuzano y Ruiz Venegas, era el título de una copla dedicada a Rafael Vega de los Reyes, yerno de "Pastora Imperio", empresario artístico después de su retirada de los ruedos, que regentó, entre otros, el conocido tablao "El Duende", punto de cita de los flamencos que llegaban a Madrid durante muchos años, y que falleció en accidente de tráfico, en 1969, cuando regresaba de una fiesta en la finca que tenía Luis Miguel Dominguín en Saelices. "Noches de toritos negros" y "Sevillanas del burladero", de P. Flores y García Tejero; "Tengo miedo, torero", pasodoble de A. Kaps y A. Algueró; fueron otras coplas taurinas interpretadas por "La Faraona".
Pero hay uno, el más cantado de entre todos los toreros, al que no le cantó ninguna copla, a Manuel Rodríguez "Manolete", con el que tuvo gran amistad, porque la tragedia de Linares supuso para Lola un duro golpe. Pocos días antes de la fatídica corrida había participado, junto con Manolo Caracol, en una sonada juerga, que Rafael Sánchez "Pipo" cuenta en un libro biográfico con todo lujo de detalles sobre la mala vida del torero cordobés. Quizás por eso nunca puso su voz en ninguna copla dedicada a su memoria. Pero si le cantó a su madre, con la que mantuvo una gran amistad, "Angustias Sánchez" es el título del pasodoble dedicado a ella, original de J. Guardalón y R. Báez... Con el tiempo, alguna de estas coplas tendrá cabida en este Cancionero y, de momento... ya vale.
Como decía en un párrafo anterior, para complementar este artículo y enterarse de los detalles de la vida de la "seña Gabriela", enlazar con el Blog "El rincón de Ordóñez" y leer la entrada publicada en el día de ayer: "Los niños de la Gabriela". Y para que no falte de nada y completar esta entrega, enlazar tres vídeos, ¡¡¡tres!!!, de la copla que nos ocupa:
1º - Extraído de la película "Embrujo", en donde Lola Flores canta la segunda parte de la canción.
2º - Un montaje de "Juan Pasmo", con fotografías de la familia Gómez-Ortega y la canción interpretada íntegramente por "La Faraona".
“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala
lunes, 12 de enero de 2009
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