- Hola don Pepe.
- Hola don José.
- ¡Vaya sorpresa! ¿Pero, qué hace usted por aquí?
- ¿Por qué se sorprende usted tanto?
- No sabría explicárselo... no sé... pero no esperaba encontrarlo en el recinto de la Expo... además creo recordar que no era usted muy partidario.
- Y no crea que he cambiado mucho de opinión... pero ya sabe como son estas cosas: la parienta, los chicos, los nietos... venimos en ambiente familiar.
- ¿Y que hace usted sólo? ¿Lo han abandonado?
- Están haciendo cola para entrar en no se que pabellón que dan un paseo en barca.
- ¿Y qué le parece a usted nuestra Exposición Internacional de Zaragoza en este año crucial para el devenir de nuestra ciudad?
- Hueca.
- ¿Cómo dice?
- ¡Hueca!... Mucho continente y poco contenido.
- Es usted de lo más conciso, don Pepe, como no se explique un poco más.
- Muchos pabellones muy grandes, pero vacíos; mucha propaganda, pero poca información de los países participantes; muchos audiovisuales muy bonitos, pero pocas imágenes de la realidad cotidiana de cada sitio; muchos...
- No siga usted... además, en parte de lo que dice, lleva razón. Pero lo que cuenta es el nombre, el prestigio internacional de nuestra, más que bimilenaria, Inmortal Ciudad... y las obras de infraestructura y modernización...
- Eso... las obras que tanta falta hacían y, aunque tarde y mal, se han hecho ... aunque nos hayan salido por un ojo de la cara.
- Bueno, bueno, don Pepe... dejémonos de cuentas y cuénteme algo. Yo tengo a los míos en la fila del pabellón de España y, a lo que se ve, va para largo, mientras nos toca el turno podemos tomarnos un vinito y charlar un poco de nuestras cosas.
- Sea.
- ¿Y qué me cuenta de la temporada? Yo estoy ilusionado. Este año hay una serie de toreros jóvenes que están destacando y poniéndoles las cosas muy difíciles a los figuras.
- Pues yo estoy decepcionado, don José... muy decepcionado por el curso de la temporada y la desfachatez de los taurinos, porque no tienen ningún respeto por esta Fiesta de la que viven y se presentan espectáculos indignos que nunca se deberían dar en una plaza de toros.
- No será para tanto...
- ¿Como qué no?... No me negará que está siendo vergonzosa la presentación de muchos de los toros que se lidian en muchas plaza, incluso en las de primera, toros que nunca deberían de llegar a esa condición de mayoría de edad taurina y ser lidiados como novillos, que para eso se anuncian como “desecho de tienta”, e incluso como erales, en novilladas sin picadores. En la actualidad se dan demasiadas corridas de toros, todo vale, y las cosas no deberían de ser así.
- Pero eso no está mal, que se den más festejos taurinos es algo positivo para la Fiesta...
- Pero no tantas corridas de toros, es imposible que haya toros bien presentados para tantas corridas como se programan en la actualidad, sin embargo, y este es un problema muy serio, cada vez se dan menos novilladas picadas y muchas menos de erales para principiantes sin caballos. Como le digo, don José, este es un problema más serio de lo que parece porque, aparte de la imposibilidad de que haya tantos cuatreños para cubrir todos los carteles, los novilleros se ven imposibilitados de aprender el oficio como antes se hacía, toreando becerradas y novilladas para ir adquiriendo el oficio, porque no se programan o si se hace es a base de poner dinero para torear.
- Pero es que las novilladas no interesan a los espectadores y son deficitarias para los empresarios, sería de tontos tirarse piedras contra su propio tejado.
- Ya se sabe, don José, que los espectadores van a los toros ocasionalmente en las ferias y no van guiados precisamente por la afición, pero no deberíamos de olvidar que esa escuela de aprendizaje es el futuro de la Fiesta y, si se programaran novilladas con mayor asiduidad, los aspirantes a matadores de toros llegarían a la alternativa con un mayor bagaje y conocimientos para estar a la altura de las circunstancias. De esa forma muchos de los toros impresentables que se lidian en la actualidad como tales serian sacrificados en festejos menores, como siempre ha sido. Ahora los novilleros se ven abocados a tomar la alternativa demasiado pronto y llegan al escalafón superior más que verdes.
- Pero en esta época el entramado de la Fiesta funciona así, don Pepe, y poco podemos hacer los aficionados.
- Al menos podemos decirlo, denunciar esta situación anómala que no conduce a nada bueno y amenaza el futuro de la Fiesta de los Toros. Fijémonos, ahora que han tenido lugar las Olimpiadas de Pekín, en el deporte de élite, para que salga un campeón se necesitan muchos años de práctica, muchos aspirantes que se quedan en el camino, muchas competiciones menores, campeonatos locales, provinciales y nacionales que van seleccionando a los mejores para acudir a las grandes competiciones internacionales. De la misma forma se tendría que obrar en el planeta taurino; tanto para los toreros, pues tomar la alternativa debería ser la culminación de un amplio proceso de aprendizaje; como para los ganaderos, pues la mejor forma de afinar la selección y presentación de sus toros en los festejos mayores es tener salida para sus productos que no reúnan la presentación y el trapío requerido como cuatreños en novilladas y becerradas.
- Quizás tenga usted razón, don Pepe, recuerdo que en otros tiempos se programaban más novilladas y muchas tenían verdadero interés pero, a pesar de sus opiniones que en parte comparto, no me negará que hoy en día hay grandes toreros y se hacen grandes faenas.
- ¿Pero a qué? Al toro aborregado e inválido y, en la mayor parte de la ocasiones, afeitado hasta las trancas. En otras palabras, si la Fiesta sigue por este camino vamos hacia una Fiesta hueca, como en nuestra Expo: mucho continente y poco contenido.
“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala
lunes, 25 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario