“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

viernes, 24 de septiembre de 2010

A LOS POLÍTICOS CATALANES SE LES VE EL PLUMERO

Con la decisión adoptada el pasado 22 de septiembre por el Parlamento catalán, aprobada casi por unanimidad, de blindar los “correbous” que se celebran en la tierras del Bajo Ebro, los que es su día, hace tan sólo dos meses, votaron en contra de la celebración de corridas de toros en la Comunidad Catalana han caído en una profunda contradicción. Si se suprimen las corridas por el sufrimiento durante la lidia y la muerte del toro en el ruedo, en buena lógica, la misma suerte deberían sufrir los “correbous” porque el sufrimiento es posible que sea el mismo o mayor en las calles que en el ruedo. La única diferencia, en lo que se agarra el mayor promotor de este blindaje, el presidente de CIU, con la cobertura de Ezquerra Republicana, es que el toro no muere públicamente. De este comportamiento podemos deducir que los dirigentes nacionalistas catalanes están en contra de la muerte del toro, pero a favor de torturarlo.

Y si eso no es así, necesariamente tendremos que pensar que las dos decisiones -la prohibición de una y el blindaje de la otra- son de carácter político e identitario, lo que nos conduce a una peligrosa pendiente hacia una sociedad dirigida, controlada y con un serio recorte de libertades que se sitúa en la senda de regímenes del pasado que no quisiera recordar. Aunque no creo que llegue tan lejos la cosa y se quede en simple oportunismo político. No hay que olvidar que en las comarcas en donde se celebran “correbous” ambas fuerzas nacionalistas tienen un buen granero de votos que no es cosa de perder. El problema es que este oportunismo político también conlleva graves contradicciones, pues si se declara a los toros en la calle de interés catalán porque forma parte de sus tradiciones, no se entiende porque se niega esta condición a las corridas de toros, tradición que se remonta en Cataluña al siglo XII, como se puede comprobar en uno de los más viejos documentos conservados con referencia a los toros fechado, concretamente, en el año 1128, cuando el Conde Barcelona, Ramón Berenguer III, encargó una corrida de toros para celebrar la boda de su hija Berenguela con el rey de Castilla y León, Alfonso VII. Pero es que además, cuando las corridas a pie se reglamentaron a finales del siglo XVII, Barcelona fue una de las plazas fuertes, llegando a tener, a comienzos del siglo XX, hasta tres plazas de toros en funcionamiento. No se puede negar, con la frivolidad e hipocresía con que lo hacen los dirigentes nacionalistas catalanes, que Cataluña no tiene una tradición taurina tan profunda, o incluso más, que el resto de comunidades españolas. 

Lo que queda meridianamente claro, después del blindaje de los “correbous” por el Parlamento catalán, es que la prohibición de las corridas de toros en Cataluña poco tiene que ver con las tesis animalistas que ardorosamente defendieron los nacionalistas en julio, y sí con el oportunismo político a corto y medio plazo. No debemos olvidar, entre otras cosas, que las próximas elecciones catalanas se celebraran dentro de dos meses. Lo grave de estos políticos nacionalistas, su corteza de miras, es que no les importa renegar de su propia historia y de sus propias tradiciones cuando pueden ser lesivas para sus intereses electorales. La Fiesta de los Toros no tiene patria, es internacional, y desprenderse de la misma como una forma de alejarse de España es un error que, con el tiempo, los historiadores tendrán que subsanar. Es una paradoja que los catalanes del norte, los que viven al otro lado de los Pirineos, reclaman su catalanidad, entre otras cosas, por la tradición taurina que defienden. ¿Quién lo entiende? Si cuando adoptaron la decisión de prohibir las corridas de toros en Cataluña, hace dos meses, no estaba suficientemente clara  la intención política de la medida, ahora, después del blindaje de los "correbous", no caben dudas de ello. En resumidas cuentas, como reza el título de esta entrada: A los políticos nacionalistas catalanes se les ve el plumero.

martes, 14 de septiembre de 2010

LA CUADRILLA GALÁCTICA

El toreo, como todo en la vida, tiene que evolucionar al ritmo que le marcan los tiempos. Es una ley de vida que deja en fuera de juego al que no la cumple. El toreo, uno de los espectáculos de masas más viejo y arraigado de entre los que se ofrecen en la actualidad, si ha resistido el paso del tiempo para mantenerse vigente, es debido a su capacidad para adaptarse a los gustos y las modas de cada época. Muchos avatares ha tenido que afrontar a lo largo de su historia la fiesta de los toros y, hasta el momento, de todos ha salido victorioso. Pero en la actualidad, a comienzos del siglo XXI, presiento que estamos en un momento importante, crucial para el arte del toreo -parecido al que tuvo lugar con la irrupción de “Joselito” y Belmonte hace, precisamente, un siglo y que ha pasado a la historia como la “edad de oro del toreo”- en el que se avecinan importantes cambios que deben situar esta vieja manifestación artística, de nuevo, en condiciones de seguir compitiendo por un lugar de privilegio entre las preferencias del gran público en este siglo que, recién, acaba de comenzar.

Las exigencias de las masas de espectadores que llenan estadios y campos de fútbol para ser testigos de un acontecimiento único son claras: demandan espectáculo, emoción, suspense, arte, sorpresas... A eso guión se deben ceñir cualquier espectáculo que pretendan ser centro de la atención del gran público y, por tanto, hay que adaptarse a estas exigencias pues no debemos olvidar el viejo refrán que sigue teniendo total vigencia de que “el cliente siempre tiene razón”. Este esquema de espectáculo funciona tanto en los eventos musicales como deportivos aquí, en Europa, allá, en América, y en muchos otros países de los cinco continentes. La fiesta de los toros tiene el potencial suficiente para convertirse en un espectáculo de masas moderno, de esta época y, si se vende convenientemente -que para eso existe una ciencia llamada marketing y profesionales que la dominan- no tiene que envidiar a ninguna otra disciplina artística o deportiva, si acaso no supera a las dos. Es por lo que viene mi reflexión en estos momentos de zozobra en el mundo del toro, de un lado, por el rechazo del que son objeto por parte de amplios sectores de una sociedad más civilizada que la de hace un siglo, y por el otro, mucho más grave, por el escaso interés que despierta y la escasa asistencia de público, salvo cada vez menos excepciones, a la mayoría de los festejos.

El espectáculo taurino, tal y como se ofrece ahora, está caduco y anquilosado. No responde a los paramentos modernos de los grandes eventos de masas. Es lento y atravesado por demasiados momentos aburridos que el publico de ahora no entiende ni tiene paciencia para soportar. Esos pasajes de dominio que antes eran necesarios para ahormar los toros y encontrar alguna posibilidad de lucimiento en la faena, y que tanto valoraban los viejos aficionados, ahora no son precisos porque los toros, gracias a la genética y el sabio tratamiento que de ella hacen los ganaderos, son más bravos que nunca y ya salen convenientemente ahormados de los chiqueros. Con el toro moderno es posible empezar el lucimiento desde el momento en que sale al ruedo. Espectáculo desde el primer minuto. Es preciso estrujarse la imaginación para sustituir los tiempos muertos y los poco lucidos por otros que capten la atención del público y lo mantengan enganchado desde el comienzo de la función. Es por lo que no hay que tener miedo ha romper los corsés del clasicismo que maniatan a la fiesta y que con tanto ahínco defienden los aficionados puristas, y dar un paso decidido y sin complejos hacia el porvenir. Sin duda, debido al gran retraso con que se acomete, será un proceso complejo pero no dudo que dentro del mundo del toro, acuciados como están por una situación cada vez más asfixiante, tomaran cartas en el asunto porque en ello les va su futuro. No voy ha entrar en esos terrenos de la organización y comercialización del espectáculo porque ni entiendo, ni me incumbe, ni quiero, … pero si dejar escritas algunas ideas -ya que como aficionado a los toros si que tengo una opinión personal y subjetiva sobre los que se ofrece en el ruedo- de como podría desarrollarse la corrida de toros en un futuro no muy lejano.

Para empezar hay que partir de la base de que la cuadrilla actual no es la formación más apropiada para fijar el interés del público desde el primer momento. En el alto nivel de profesionalización y exigencias en los que se mueven los grandes eventos de masas hay que fichar a los mejores para cada fase de la lidia. Es la forma de conseguir captar la atención del publico a lo largo de todo el festejo, como ocurre en los grandes conciertos de artistas consagrados o en las competiciones deportivas de élite mundial. Para eso no sirven las cuadrillas actuales. Ahora lo que se impone es formar un equipo equilibrado y capaz de brillar en todos los tercios. Desde el momento que salta el toro al ruedo es preciso aprovechar todas sus embestidas, de eso se debe ocupar un especialista en el manejo de la capa que domine un amplio repertorio de lances. Los picadores y sus jamelgos forrados de guata sobran en la fiesta del futuro, su función debe ser sustituida por caballeros montados en bonitos caballos que claven los rejones de castigo necesarios para ahormar al toro con precisión y elegancia. Para clavar las banderillas, la suerte que más condiciones físicas necesita, se precisa un banderillero que, además de entender al toro, los sepa correr y recortar con solvencia y facultades físicas. La faena, momento cumbre de la lidia actual, debe de estar en manos de los grandes muleteros, los que consiguen parar el tiempo y dibujar ese trazo en el aire que se queda grabado para siempre en la memoria de los espectadores. Y de la estocada, que es la suerte suprema, la que da y quita trofeos, se debe ocupar un gran estoqueador que, además, sea seguro en su ejecución. Toda la lidia del toro, desde su salida al ruedo hasta su muerte, debe ser un espectáculo y mantener en vilo la atención del público. Para ello hace falta una cuadrilla -un equipo- de artistas para cada uno de los tercios de la lidia, una “cuadrilla galáctica”.

Para finalizar, me voy a permitir un pequeño juego que los lectores que lleguen hasta aquí también pueden jugar si lo desean. Seguro que, como ocurre con la selección de fútbol, que cada hincha tenemos un equipo diferente, no coincide con los toreros que selecciona un servidor para esta “cuadrilla galáctica”. Mi alineación sería: Para recibir el toro y dejar un ramillete de verónicas esparcidas por el ruedo, Morante de la Puebla; para clavar los rejones de castigo, la elegancia y el señorío de Pablo Hermoso de Mendoza; para convertir el tercio de banderillas en un juego emocionante y atlético, David Fandila “El Fandi”; para la faena de muleta, con ese empaque y esa hondura que no se recuerda desde que Antonio Ordóñez abandonara la profesión de torero, José María Manzanares II; y para la estocada, suerte suprema y decisiva para la consecución del triunfo, un matador seguro, Julián López “El Juli”… y su “julipie”… ¡Qué!... ¿Buen equipo, no?... ¡Para ganar la "Champions League" del toreo!

Antes de colocar el punto final de este artículo, porque ya se ha alargado más de lo que debía, agradecer a don José, gran amigo y compañero desde los tiempos de la escuela, y a su compadre don Pepe, la amabilidad de prestarme un espacio, en este su Blog, para poder manifestar, con total libertad y sinceridad, mis proyecciones de futuro y mis opiniones, muchas veces contrarias y divergentes de las de los titulares del mismo, sobre todo de don Pepe, buena persona pero uno de esos aficionados anclados en el pasado, defensores de un clasicismo aburrido y trasnochado que se resisten ha aceptar con naturalidad el inexorable paso del tiempo. Espero que algún día lo entiendan, don José es más receptivo y abierto de mente que su amigo, que sepan adaptarse a los nuevos tiempos que vienen y que miren con ilusión el porvenir. 

Leandro Gado Más 
Científico jubilado y Futurólogo taurino.

martes, 7 de septiembre de 2010

SALDOS "LA MISERICORDIA"

- Hola don Pepe. 
- Hola don José.
- Buen color trae usted… Parece ser que le han sentado bien las vacaciones. 
- Como todos los veranos, en el pueblo con la parienta y los chicos, allí el tiempo es más fresquito y se vive más sanamente.
- Pues yo vengo negro.
- Ya se le ve, como todos los años vuelve usted de la playa torrao.
- No exagere que no es para tanto, don Pepe. Ya sabe que mi señora prefiera la playa y, como todos los años, hemos pasado los calores a la orillita del mar. Pero es que vengo quemado por dentro… 
- ¿Y a que se debe su quemazón, don José?
- ¡Cómo!... ¿Es que no se ha enterado usted de los carteles que nos han preparado para la Feria del Pilar? 
- Claro que estoy enterado don José, precisamente con eso me he desayunado esta mañana.
- ¿Y no se le ha indigestado el desayuno…? 
- Pues no. Me espera algo parecido aunque tengo que decirle que han desbordado mis perores presagios por lo malo. Sobretodo en las combinaciones de toreros, menos imaginación no se puede tener.
- Pues yo estoy indignado. Esto no nos lo merecemos.
- Pues eso es sí que es raro en usted, don José, siempre tan complaciente y benévolo.
- Pues esta vez no, don Pepe. Me parece una tomadura de pelo que nos hayan colado en los carteles a toreros de saldo como: “Paquirri II” -antes, Rivera Ordóñez-, Javier Valverde, Matías Tejela, César Jiménez, Javier Castaño, Alberto Álvarez, Salvador Vega, López Chaves… 
- Pare usted que nos quedamos sin toreros...
- Pero estos nombres que le he citado no han justificado en ningún momento su presencia en nuestra Feria, es más, la última vez que compareció Rivera Ordóñez -en la actualidad “Paquirri II”- en “La Misericordia” quedó como para no volver nunca jamás. 
- Y a quién hubiera puesto usted en su lugar, porque ya sabe que los “figuras”, si pueden, evitan nuestra Feria.
- Lo de los “figuras” es otro cantar, y más en estos tiempos en que esta condición no se dirime en las plazas sino en los despachos al principio de la temporada. Lo único que les puede hacer cambiar su determinación de no presentarse en la ultima Feria importante del año es una buena oferta económica y, por los nombres anunciados, parece ser que la empresa se ha decidido por lo barato. De esta forma es imposible mover la voluntad de Ponce, Morante, Castella, El Fundi… o de otros toreros jóvenes que están en todas las Ferias, como Bolivar, Luque o Pinar… ni conseguir que algunos de los que están un día, como Manzanares y “El Juli”, repitan dos tardes. 
- ¿Y a quién hubiera puesto usted en lugar de sus descartes?
- Además de incluir alguno de los nombres citados en el párrafo anterior, que si no están es, seguramente, por la cicatería de la empresa, hay toreros que se lo han ganado en el ruedo a lo largo de esta temporada. En primer lugar, un torero de La Rioja que este año ha seguido en esa línea ascendente que viene manteniendo desde hace varias campañas, Diego Urdiales, que practica un toreo de corte clásico tan escaso en estos tiempos de pegapases. Otro torero que merece premio este año es Sergio Aguilar, y tampoco debe ser muy caro de contratar. O Alberto Aguilar, que se ha labrado un nombre en Francia en las últimas temporadas y ha despertado el interés de la afición española. Y supongo que a nadie le hubiera importado la inclusión del veterano Juan Mora en alguno de los carteles, o "Torres Jerez", que ha triunfado en Almería...
- Pues si que lo veo contrariao y quemao, don José. Y ya que lo veo lanzao y largando por los codos…¿Qué me dice usted de las ganaderías?
- Ese es su terreno, don Pepe. Debería ser usted el que opinara de eso. 
- Y opinaré, don José, pero ya que usted es hoy la estrella, largue primero.
- Pues así lo haré. Me sobra la de “Montalvo”, que fracasó con estrépito el año pasado, y algunas de las ganaderías anunciadas las sustituiría por otras como las de “Fuente Ymbro”, “El Pilar” o Victoriano del Río, que han dado juego esta temporada.
- No esta mal pensado, don José, yo también creo que un par de estas tres que usted nombra tendrían que haber estado. Esta vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con usted en la mayoría de sus opiniones. De las ganaderías contratadas me gusta la comparecencia de “Cuadri”, premiada este año en San Isidro; “Partido de Resina”, por si confirma su recuperación; y confío en que la de “Alcurrucén” salga como la de Bilbao. “Bañuelos” se lo ganó el pasado año, veremos lo que trae este. De “Valdefresno” ha salido algún toro bueno este año. Lo de “Montalvo” es una tomadura de pelo que...
- ... Y otra cosa, don Pepe, la Feria es demasiado larga para tan pocos alicientes, creo que la Diputación debería plantearse seriamente la cuestión y rediseñar la temporada zaragozana potenciando la calidad antes que la cantidad porque…
- … La Diputación, propietaria de la plaza y responsable última de su gestión, por desgracia, ni esta ni se le espera, don José. Ellos cobran el canon y… “si te he visto no me acuerdo”.
- No sea usted negativo, don Pepe, ante la pobreza de los carteles y la deriva de la empresa deberían de tomar cartas en el asunto y...
- ... Espere usted sentado, don José.
- Estoy decepcionado. Esto no nos lo merecemos.
- Grave debe ser para que usted, tan conformado de normal, este decepcionado.
- ¡¡¡Es una feria de saldos!!!
- ¡¡¡Saldos “La Misericordia”!!!
- Y luego dicen que no va gente a los toros…
- Eso.

lunes, 6 de septiembre de 2010

PAQUIRRI, RIVERA ORDÓÑEZ O "PAQUIRRI II"

Hace algo más de dos meses, con motivo de la tradicional corrida de Asprona que se celebra anualmente en Albacete, al coincidir en el cartel con dos compañeros cuyos padres alternaron juntos hace unos cuantos años y se acartelaban con el mismo nombre que sus progenitores -José María Manzanares y Dámaso González- Rivera Ordóñez decidió suplantar el de su padre para anunciarse ese día de forma extraordinaria y repetir, una generación después, los mismos nombres en el cartel que entonces. Como curiosidad tiene su gracia. Posteriormente, el protagonista de esta historia comentó que en más de una ocasión había pensado en cambiar su nombre artístico por el de su progenitor. Ahora, al final del verano, parece ser que el cambio se ha producido y Rivera Ordóñez ya se anuncia en los carteles con el mismo nombre que su padre: “Paquirri”.

Vayamos por partes. Por un lado, lo que haga Francisco Rivera Ordóñez con su nombre me trae sin cuidado, valoro su carrera por lo que le he visto hacer en el ruedo y mi valoración es, más bien, baja, pero a estas alturas, después de 15 años de alternativa y con una dilatada trayectoria a sus espaldas, me parece, más que oportuno, oportunista este cambio de nombre. Por otra parte, pienso que es la usurpación de un nombre -por muy padre suyo que sea- y de una carrera taurina que no le pertenece pues, Francisco Rivera "Paquirri", con su estilo, que no es cosa de la que tratar aquí, y con sus partidarios y sus detractores, fue una figura indiscutible en su momento y estuvo muchos años mandando en los puestos altos del escalafón y, por derecho, tiene su capítulo en la historia de la Tauromaquia. Al menos, si se anuncia con el nombre de su progenitor, Rivera Ordóñez debería dejar claro que es el número II de esa dinastía y, para evitar confusiones -ahora y en el futuro- y diferenciarse de su padre, debería tener el decoro de anunciarse como: “Paquirri II”.

jueves, 2 de septiembre de 2010

CORRIDA SUSPENDIDA POR FALTA DE CLIENTES

La noticia de la suspensión de la corrida de toros que debería de haberse lidiado en Calahorra el pasado 31 de agosto, día grande de sus fiestas patronales, ha pasado prácticamente desapercibida en los medios de comunicación taurinos. Tan solo en la comarca ha tenido cierta repercusión y los medios de La Rioja se han ocupado de ella. El empresario, Fermín Vioque, dio una rueda de prensa en donde adujo, como razón primordial para la suspensión, la ruina económica que iba a suponer la celebración del festejo por las pocas entradas vendidas. Al no verse apoyado por el Ayuntamiento para hacerse cargo del roto que iba a producirse en la taquilla, tiró por la calle del medio y suspendió la corrida. Como dijo en su comparecencia ante los medios de comunicación: «...cierra su negocio como se cierran cafeterías porque no entran clientes. En este caso, la gente no ha querido ir a los toros».

No quiero entrar en las consecuencias de esta decisión ni en sus derivaciones legales o penales ni, ante la gravedad del problema que pone a la luz esta suspensión, me importa mucho lo que pase. Si la empresa “Taurosur” y su representante, Fermín Vioque, han incumplido el pliego o han cometido delito, que paguen por ello, y la justicia, se supone, hará su trabajo. Pero lo realmente importante de esta noticia, y lo grave, son las razones aducidas para cerrar el garito: “…porque no entran clientes”. Es la primera vez que se dicen las cosas tan claramente, no hay toros porque no va la gente. Es la cruda realidad de lo que esta pasando en todas las plazas, la gente esta dejando de ir a los toros tanto en plazas de primera como en las de capitales de provincia y en las de pueblo. Este año ha bajado considerablemente el numero de asistentes en todas las plazas de toros.

Los taurinos, que son los que realmente viven de esto, perspicaces y pícaros como son para imponer sus marrullerías, deberían plantearse seriamente este problema que es mucho más grave que todos los demás que puedan aquejar a la Fiesta porque afecta directamente a su fuente de ingresos, que provienen del dinero que dejan en taquilla el público que asiste a los festejos. Sería preciso preguntarse porque ocurre esto, si es a causa de una tendencia social que esta desplazando la Fiesta de los Toros hacia una esfera minoritaria o, por el contrario, si ha sido tanto el descafeinamiento a que ha sido sometida por los propios taurinos que la han convertido en una pantomima previsible y aburrida que esta dejando de interesar a los públicos. Ese es el quid de la cuestión y ahí está el nudo del debate. Combatir la realidad de los tendidos semivacíos con el triunfalismo de los propagandistas del taurinismo actual, como va quedando claro conforme pasan las ferias, no sirve. Llevan años haciéndolo y las plazas siguen vaciándose. Sería preciso plantearse el problema seriamente. No se trata de si toros en Cultura o en Interior. Los taurinos llevan años mangoneando en la Fiesta sin oposición de nadie y vamos de mal en peor. Tampoco se trata de eso.

Lo único que falta, el único camino que queda para comprobar que la Fiesta de los Toros tiene aún vigencia y que todavía no ha sido arrinconada por el cambio de los gustos y las modas de la sociedad actual, es devolverle su verdad, su autenticidad, su grandeza, que no es otra que la del toro en su total integridad y fiereza como componente fundamental de este rito. Hay indicios que señalan este camino porque, cuando la gente espera encontrarse con la emoción y el riesgo, o con la belleza y el arte, las plazas se llenan. Aunque escasos, hay ejemplos recientes. Ya sea en feria, o en cualquier otra fecha del calendario, los aficionados se tragan los kilómetros que hagan falta para estar en la cita, los lugareños se pelean por una entrada, los reventas hacen su agosto… ¿No se les habrá ocurrido a los taurinos, tan perspicaces para otras cosas, plantearse esta ecuación? Los toros no tienen ningún sentido, y dejan de ser un negocio, si no va nadie a las corridas. ¿Serán tan torpes los que controlan este negocio que amenaza ruina si sigue por estos derroteros de llegar hasta la bancarrota? En sus manos está.