“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

sábado, 19 de junio de 2010

EMILIO EL MORO - MI TORO NEVAO

Emilio El Moro era el nombre artístico de Emilio Jiménez Gallego, nacido en Melilla en 1924. Con 15 años ganó un concurso en su ciudad natal y durante siete años consecutivos repitió como triunfador. Tanto en su ciudad, como en protectorado español del norte de África, alcanzó gran popularidad, por lo que se deicidio a dar el salto a la península. Al darse cuenta de que en el mundo del flamenco y la copla era muy difícil competir con las primeras figuras del momento, y al estar dotado de sentido del humor, en sus actuaciones alternaba los números flamencos con alguna parodia humorísticas, de esa forma creo un personaje que salia al escenario vestido con chilaba, babuchas y un fez, el gorro típico marroquí, que le cubría la cabeza y, guitarra en ristre, se dedicaba a parodiar los grandes temas de la copla cambiando la letra original por otras de contenido humorístico cargado de sarcasmo. Así se presentó en Madrid en 1949 y de esa forma iba a encauzar su carrera que alcanzó grandes cotas de popularidad en los años cincuenta y sesenta.

Pero el gran año de Emilio fue 1952, en el que se consagró. A raíz de la gran popularidad que tenía en España se lanzó, como cabecera de compañía, a la conquista de América en un espectáculo titulado "Tambores sobre América" en el que le escoltaban Tomás de Antequera y Amalia Molina. Su decenio de oro es el que va del año 1958 a 1969. Durante esos años participó en los siguientes espectáculos: En 1958 protagonizaba en el Teatro Calderón de Barcelona "El Congreso del Humor" que le tenia como máxima figura. En el 59 inició una gira, con compañía propia, con "El último tupé", deformación, según su costumbre, del famoso "Último cuplé" de Sara Montiel. Y en 1960 era la segunda figura del montaje "Cita de estrellas" que encabezaban Juanito Valderrama y Dolores Abril. Ese año lo ficha la compañía de Juanita Reina para el espectáculo de Quintero, León y Quiroga "Olé con olé”. 1964 fue otro año importante para Emilio el Moro pues, encabezando su propia compañía, se presenta en el Price de Madrid con el montaje "Flamenco... verano ... y olé" junto a Enrique Montoya. En 1965 sigue en el Price pero, esta vez, con la Niña de la Puebla en un espectáculo de alto nivel flamenco titulado "Así canta Andalucía" con el que haría gira por España. Un año más tarde regresa a Madrid, al Teatro Calderón, con el mismo espectáculo pero potenciado con el añadido de Pepe Marchena como primera figura y Manolo el Malagueño reforzando el elenco. En 1968 era la segunda figura del espectáculo "Buenas noches, España" que encabezaba el Príncipe Gitano. Y para completar el largo decenio que hemos citado, en el 69 Emilio cantaba con el histórico Angelillo y Marisol Reyes en la obra "Flamenco y olé".

Tuve conocimiento de Emilio El Moro escuchando sus discos en casa de un tío mío que se partía de risa con sus bromas, también pude ver algunas de sus actuaciones en TVE y, mucho más tarde, con mayor conciencia musical, pude comprobar que las cualidades del artista melillense no se quedaban en la broma y la parodia solamente pues dominaba todos los palos del flamenco, cantaba con clase y tocaba la guitarra, único instrumento con el que acompañaba sus cantes en muchas de sus actuaciones, estupendamente. En la década de los setenta la estrella de Emilio El Moro fue apagándose lentamente y, cuando murió en Orito, Alicante, en 1987, a causa de una explosión de gas en su casa, ya casi nadie se acordaba de él. Carlos Cano fue de los pocos que se acordaron de esta singular figura de la canción y le dedico una canción, “Las murgas de Emilio El Moro” que apareció en su disco “Cuaderno de Coplas, del año 1984, en el que hacía una sentida dedicatoria: "Para don Emilio Jiménez, Emilio el Moro, que me alegró las colas de la leche americana y el cartón de pobre. ¡A su salud!".

Pero centrémonos en la canción objeto de esta entrada que, con el paso del tiempo, se ha convertido en pura actualidad pues, en su adaptación de “Mi toro nevao”, un tema original de Manuel Villacañas y Francisco Almagro, muy popular en su momento, que estrenó Pablo del Río y que fue interpretado por muchos de los copleros de la época, entre los que habría que destacar la versión de Pepe Mairena, en su letra se acerca, casi proféticamente, a la realidad de lo que sucede hoy en día en el mundo de los toros. Si, como en todas las parodias humorísticas, la exageración es una de sus características, en este momento, y desde el punto de vista de los aficionados, la exageración se ha convertido, casi, en una realidad. Encontré esta canción incrustada en los minutos musicales del último podcast de la “Tertulia de aficionados En el Café de Chinitas” y me propuse hacer un vídeo combinando una actuación de Emilio El Moro en TVE con fotos publicadas, en el último año, en algunos de los blog de aficionados que hay en Internet. A continuación van, la adaptación de la letra para su parodia, el vídeo y el recuerdo para este singular artista de la canción española.

Mi toro nevao 
(Villacañas/Almagro)

Ya está el torito completamente afeitao
pa la Feria de Antequera,
en un cajón del pescao.
El asco de la ribera y es mi torito,
toro nevao.

Lo tengo educao.
Igual pega coces que tira bocaos,
y to lo que sabe yo se lo he enseñao.
Yo soy el maestro
del toro nevao.

Soy el peor ganaero
de los campo de Coruña.
Mis toros no tienen cuernos,
no tienen más que pezuñas.
Y este que tengo apartao
yo quisiera, yo quisiera
que no fuera degollao,
que de un dolor se muriera
este torito nevao.

Empiece usté la corría.
(No me da la gana)
Por Dios, señor presidente,
empiece usté la corría.
Debiera darle vergüenza
haberme traío esa porquería.

La gente pedía
que a tiros los guardias le quiten la vía,
y el toro en la arena pingaba y mordía,
mandando toreros pa la enfermería.

Soy el peor ganaero
de los campos de la Mancha.
Mis toros son tan mansitos
como gambas a la plancha.
Y este torito nevao
que no ara y que no tira
por un burro lo he cambiao
y me ha buscao la ruina
este torito nevao.

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