La novillada que el pasado domingo, 7 de junio, cerraba el ciclo “Los orígenes de la bravura”, y la primera parte de la temporada zaragozana, fue un auténtico despropósito. No se pudieron juntar más fatalidades en tan poco tiempo, y el peor parado en el reparto de mala suerte fue el último invitado a la fiesta, el ganadero Tomás Prieto de la Cal, que de tres novillos que trajo para remendar la novillada titular de “Martín Peñato”, ninguno pudo ser lidiado en condiciones normales. Pero vayamos por partes y, si es posible no liarse con tanto baile, pasemos a enumerar los sucedidos:
- Al llegar a la plaza me entero que de la ganadería titular sólo han pasado el reconocimiento tres novillos. Los otros tres serán de “Prieto de la Cal”, y me dicen que dos están mejor presentados que los del domingo pasado. (En principio, y después de lo visto hace siete días... no está mal).
- Sale el primer novillo, “Botinero”, jabonero, de 10/05 y 471 kilos de peso, de “Prieto de la Cal”. Bien presentado, va raudo y veloz de un lado a otro en persecución de cualquier señuelo, de pronto se oye un golpe tremendo y seco contra el burladero del cuatro y el novillo aparece con el cuerno derecho partido por su base. Se devuelve a los corrales. (Vaya por Dios).
- Le sustituye un utrero de la ganadería de “Javier Molina”, de nombre “Bomboncito”, negro bragado, de 10/05 y 484 kilos de peso. Muy bien presentado, encastado y noble. Cumple en caballo y en banderillas y, ante la desesperación de los aficionados, el utrero, que por su condición hacía honor a su nombre, no se cruzó con quién pudiera torearlo y se fue con las orejas puestas al desolladero. Primera oportunidad perdida por Juan Manuel Jiménez. (Maldita sea).
- Sale el primero de los de “Martín Peñato”, cuyo nombre, por su mal juego, merece ser omitido. Resulta el colmo de la mansedumbre y el descastamiento, huyendo de todo y de todos, después de cinco intentos se cambió el tercio sin picarlo. El novillero, Alejandro Lalana, pierde el tiempo intentando sacar algún pase al mulo, pincha varias veces, toma el descabello, falla repetidas veces y el cuadrúpedo empieza un viaje sin fin al hilo de las tablas que concluyó en los corrales después de sonar el tercer aviso. (¿Pero hombre...?).
- En tercer lugar salió otro jabonero de “Prieto de la Cal”, que respondía al nombre de “Rompedor”, de 12/05 y 413 kilos de nervios. Acordándose de su nombre, en una embestida contra el mismo burladero que su hermano, se parte un pitón por mitad de la pala. Este novillo no fue devuelto, aunque fuera lamentable verle con el cuerno roto. Desarrolló sentido en banderillas y en la primera tanda que intentó Pablo Belando lo cogió de mala manera por el muslo derecho y lo volteó, cayendo al suelo en muy mala posición, se quedó inmóvil, lo llevaron a la enfermería y ya no salió. Juan Manuel Jiménez bastante hizo con quitárselo de encima sin tener que seguir el mismo camino que su compañero. (Lo que nos faltaba... esperemos que no sea mucho y que se recupere pronto el novillero murciano).
- Eran las ocho de la tarde cuando salió el cuarto, que fue el quinto, porque se corrió turno entre los novilleros para no tener que matar el mismo dos seguidos. Así pues, el tercero de “Prieto de la Cal”, que tenía que salir el quinto, salió el cuarto. “Lucero”, melocotón, de 10/05 y 506 kilos. A primera vista, gran novillo, bien armado, fuerte, acudiendo a todos los cites, metiendo la cara en los capotazos de saludo (otro “Castañero”, como en Lodosa el pasado verano)... Pero a la salida de un capotazo, cuando era llevado hacie el caballo (¡¡¡mecachís!!!) se rompió una mano, la derecha. Aún así entró al caballo dos veces con clase y empujó, pero fue devuelto a los corrales. (Vaya mala suerte la de Tomás Prieto de la Cal, de los tres novillos presentados, dos de nota, los tres lesionados). Fue sustituido por otro de “Javier Molina” que no merece ni ser nombrado.
- El quinto fue un novillo excelente de “Martín Peñato”. Su nombre era “Cazador”, negro bragado meano, de 11/05 y 492 kilos de peso. Bien presentado de todo y bravo en el caballo, al que fue de largo en la segunda vara. En la muleta resultó noble y tuvo embestidas largas por los dos pitones, pero... nada de nada. Mala suerte la de este gran novillo porque le tocó a un novillero que ni supo, ni pudo con él. Si el primero que le correspondió a Juan Manuel Jiménez fue bueno, este segundo aún fue mejor... y ambos se fueron sin torear. (Si este novillero hubiera visto a Esplá, y entendido algo de la magistral lección practica que explicó en “Las Ventas” el pasado 5 de junio, quizás no se le hubieran ido ninguno de los dos novillos y estaríamos hablando de un gran triunfo).
- Ya era muy tarde cuando salio el de la jota, el tercero de “Martín Peñato”, un novillo que más parecía un toro. “Chulo” de nombre, negro, de 11/05 y 535 kilos. Aparte de ser grande y aparentar más de lo que era, no tuvo mucho más que destacar. Aún con todo, y a pesar de su flojedad y mansedumbre, se le pudo sacar más partido del que le saco el novillero de turno, pero a esas horas, casi las nueve de la tarde, y después de tres horas de novillada, ya todo daba igual. (Se acabó).
Las desgracias nunca se sabe cuando vienen, ni si vienen juntas pero, como dice el refrán, “lo que mal empieza, mal acaba”, y esta novillada nunca se tenía que haber dado en este ciclo, pues su ausencia era de justicia, ya que el pasado año, que también estaba anunciada, fueron rechazados todos los novillos presentados. Este año han sido tres, el 50%, y ahí comenzó el carrusel de despropósitos que se sucedieron a lo largo de día y culminaron, como suele ser habitual, en el ruedo. (No es de recibo. Si el año pasado no cumplió y este año, por las razones que sean, vuelve, tenga la vergüenza de venir con una novillada como debe de ser, o no venga).
Antes de poner fin a este relato de los acontecimientos que se sucedieron el pasado domingo, de 6 a 9 de la tarde, sobre el ruedo de “La Misericordia”, solidarizarme con Tomás Prieto de la Cal y familia que, además del novillero cogido por un utrero suyo, vieron como dos novillos de nota, y que apuntaron muy buenas maneras en su salida, se fueron a los corrales por las desgracias comentadas. Si les sirve como consuelo la humilde opinión de este aficionado, decirles que el balance de lo visto en lo que va de este año 2009 en la plaza de Zaragoza, nueve novillos y un toro, es positivo y esperanzador. (Suerte).
“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala
miércoles, 10 de junio de 2009
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Mariano según tengo entendido creo que los tres novillos de Prieto de la Cal que saltaron al ruedo para completar la novillada de Martín Peñato, de los cuales dos por desgracia se inutilizaron como describes, no los llevaron para remendar la novillada, sino que eran los tres que estaban todavía en los corrales, de los 9 que llevaron que fueron aprobados para la novillada del día 31 de mayo y la empresa vio la posibilidad de completar la novillada con ellos, la pena es que no se pudieran lidiar esos dos que se desgraciaron máxime como dices que apuntaron buenas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo
Pgmacias
Así es Pedro, estaban en los corrales, ya que como era la última novillada esperaban para compartir viaje y abaratar costes….
ResponderEliminarUno de ellos, no se cual en este momento, se lo iba a guardar para lidiarlo como Toro.
Fue una pena, pero como termina diciendo Mariano, un notable alto para Prieto de la Cal.
Salud y suerte.