- Hola don Pepe.
- Hola don José.
- ¿A dónde va usted tan rápido?
- ¿Donde quiere que vaya? Pues a cenar que ya va siendo hora.
- Frene un poco y tomemos un vinito. Hace tiempo que no coincidimos y me gustaría pulsar su opinión sobre algunos de los últimos sucesos del panorama taurino.
- Pocos sucesos dignos de comentar hay... pero sea, no creo que se impaciente la parienta si me retraso un poco más de lo normal pero… es que no son horas de acabar una corrida… un poco más y nos dan las uvas…
- No sea usted exagerado, don Pepe, muchas tardes se devuelven toros de forma injustificada y los festejos se alargan más de lo debido.
- ¿No me querrá decir usted, don José, que los toros que ha escogido Ponce han sido devueltos de forma injustificada? Daba vergüenza ajena ver esos toretes que sus “veedores” han seleccionado, para su única tarde en la Feria de Sevilla, rodar por el albero de la Maestranza.
- No se pase don Pepe, además el cuarto del “Puerto de San Lorenzo” se podía haber mantenido en el ruedo y podríamos haber visto una buena faena del maestro de Chiva, el mismo lo ha dicho cuando lo han entrevistado después de matar el sobrero que, no me lo negará usted, ha sido un auténtico mulo de carga imposible.
- Ya habla usted como los taurinos… ¡No se deje comer el coco por los de la tele, don José!... Esa *** de toros que le consienten presentar a Ponce por ser quién es nunca deberían saltar a un ruedo de prestigio como la plaza sevillana... Luego viene lo que viene y a quejarse.
- Pero es que como decía el propio torero, esta temporada está teniendo muy mala suerte con los toros.
- No tiene derecho a quejarse el maestro de Chiva -como usted lo llama- porque… ¿Quién tiene la culpa de eso?... El propio Ponce, que impone un ganado impresentable para anunciarse en las corridas, ese es el gran problema. En plazas tan poco exigentes con el ganado como Valencia y Sevilla le ha pasado lo mismo y no escarmienta. No se puede llevar a plazas de primera, por más complacientes que sean, toros de pueblo… Un poco de vergüenza torera, por favor.
- Pero tiene razón…
- No tiene ninguna razón, en todo caso tendría que entonar el “mea culpa” por la elección del ganado y no quejarse de las consecuencias de sus propios actos. Que lleve toros bien presentados y con fuerza y no intente colar gato por liebre. Y mejor todavía, déjense Ponce y el resto de los denominados “figuras” de imponer los torillos que acostumbran y toreen lo que les pongan. Esa es la forma de demostrar la condición de “figura” de verdad y, además, de engrandecer y proyectar la Fiesta hacia el futuro.
- Usted sueña, con Pepe. Desde siempre los “figuras” han elegido el ganado que quieren torear y eso no va a cambiar.
- Pues al menos que los lleven con el trapío requerido para ferias y plazas de categoría, ganado que no tenga problemas para pasar el reconocimiento y que tenga fuerza suficiente para aguantar la lidia. En eso deben ser exigentes veterinarios y autoridad, don José, porque se trata de un espectáculo público y tienen la responsabilidad de atajar el fraude y poner las cosas en su sitio.
- Pero los que llevan público a los tendidos son las “figuras”, don Pepe, y el público no se preocupa mucho de los toros, por eso la autoridad debe calibrar sus decisiones de acuerdo con quién torea y, si hace falta, transigir un poco.
- ¿Y que más?.. Aquí lo que hace falta es justamente lo contrario para devolver a la Fiesta su autenticidad y, en vez de transigir con las exigencias de los “figuras”, como usted plantea, se debería actuar de forma más severa, como hizo hace no muchas fechas el presidente en la plaza de Jaén, en donde precisamente, mire que casualidad, también estaba anunciado el maestro de Chiva -como usted lo llama- que, ante la insignificancia del lote que presentó para ser toreado por el mismo, y en cumplimiento con las obligaciones de su cargo, suspendió la corrida.
- …Y dejó en la estacada a un novillero que iba a cumplir el sueño de su vida y ha un buen puñado de aficionados que se quedaron sin corrida después de un largo viaje…
- De ese desaguisado tienen la culpa los “figuras” por la desfachatez de imponer -aún a costa de llegar hasta la suspensión del festejo con los consiguientes perjuicios para todos- un ganado indigno, incluso, para una plaza de segunda. ¿Cómo serían esos toros, madre mía?... Más decisiones como la que tomó en su día el presidente de Jaén hacen falta antes que consentir la lidia de toros inválidos y carentes del trapío y la casta mínima para hacer honor a su nombre de toros de lidia. Esa es la mejor manera de defender la Fiesta. Ponce, el maestro de Chiva -como usted lo llama-, no tiene derecho a quejarse de lo que le toca porque él elige los toros que torea. Si los sobreros que sustituyen a los inválidos que impone salen como salen es su problema, que presente toros con el trapío y la fuerza exigibles para la lidia o que se calle.
“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala
jueves, 22 de abril de 2010
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