Nosotros, mientras tanto, seguiremos hablando de toros y de los sitios en los que todavía se anuncian y se corren toros, con las dificultades que ello comporta en un tiempo en que las ganaderías que mantienen alguna pureza en sus encastes tienen dificultades para colocar sus productos en el mercado y, por ello, están amenazas con la desaparición. Más no podemos hacer, tan solo hablar de los sitios en los que los toros y su lidia ponen el interés en el ruedo y la emoción en los tendidos. Por ello enlazamos los tres reportajes de los tres desafíos ganaderos de la recién terminada Feria de la Magdalena de Castellón, un serial taurino que, prácticamente y con alevosía, ha pasado desapercibido para los medios de información taurina. Tres ganaderías de las que rehuyen los figuras y figurillas del escalafón -Victorino, Cuadri y Miura- midieron sus fuerzas en los tres últimos festejos de la citada Feria castellonense y que, contra pronóstico y de lo que hubieran preferido los que mandan en el negocio taurino y del secuestro informativo al que fue sometida, congregó a más espectadores de los esperados y, lo que es más positivo de todo, tanto el público como los aficionados que presenciaron estas tres CORRIDAS DE TOROS salieron contentos de la plaza, cosa que, en los tiempos que corren, no es poco. Hasta la fecha, y en nuestra opinión, es lo único reseñable de los que llevamos de temporada.
“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala
viernes, 30 de marzo de 2012
SOBRE LOS DESAFÍOS GANADEROS DE CASTELLÓN
Que el TORO es el único que puede poner remedio a la decadencia en la que se encuentra sumida la tauromaquia en el siglo XXI es algo de lo que se ha escrito en este Blog, desde su apertura en 2007, con reiteración, por activa y por pasiva. Es el tema del que más entradas se ocupan porque, siendo coherentes con lo que reza bajo el título del mismo, "nada tiene importancia sino hay toro". Pero, por lo visto en el comienzo de esta temporada -Valencia- y los planes para las próximas ferias de renombre -Sevilla y Madrid- , esto poco les importa a los que resultan ser los más beneficiados de este negocio. Siguen a lo suyo -el toro chico y el billete grande- aún a riesgo de que por ese camino vamos hacia la ruina total de la Fiesta, por la falta cada día más visible de espectadores en las plazas, aburridos de un espectáculo despojado de su argumento principal: la emoción. Al final de este viaje, si continúa por la dirección que le han marcado sus mandamases, ellos serán los que más pierdan. Los aficionados perderemos una de nuestras pasiones, quizás la más importante, pero ellos, los profesionales en todas las escalas del negocio taurino, perderán su empleo. Pero así están las cosas...
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