“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

martes, 10 de junio de 2008

Mala Suerte

Desde mi Andanada de “La Misericordia”, situada sobre la puerta de chiqueros, suelo contemplar la suerte de varas a lo lejos, justo enfrente, al otro lado de la plaza, pero en la novillada del pasado domingo, aperreados por un novillo bravucón al que no supieron meter mano ni novillero ni subalternos, vinieron justamente hasta debajo de mi posición y pude ver, en primer plano, la brutal forma de ejecutar la suerte.

El novillo era el 4º de la tarde, "Cupletisto", de la ganadería de "Yerbabuena", con buena presencia, nacido en noviembre de 2004 y con 519 Kgrs. Era un torito que desde saltó al ruedo sembró el desconcierto. En ningún momento pudieron con él, ni Dámaso González -decían que con una cincuentena de novilladas a sus espaldas-, ni Javier Palomeque, el encargado de su lidia, en todo momento fue donde quiso e impuso su ley. En cuanto vio al caballo colocado en su posición habitual, el tendido 4, se arrancó por su cuenta y el picador, Ricardo Romero, cogido por sorpresa, marró en el intento y casi es descabalgado por el empuje de la embestida, salió suelto y casi arrolla a un monosabio. Cuando, después de larga porfía, consiguieron acercarlo de nuevo al caballo, se arrancó otra vez, por iniciativa propia, violentamente y empujó con fuerza, metiendo los riñones, desplazando a caballo y caballero bastantes metros, hasta los dominios del tendido 3, cuarenta segundos de fiera pelea. Salió suelto y, a sus anchas, se instaló cerca de los terrenos de chiqueros sin que hubiera nadie en el ruedo que pusiera orden. Como no podían llevar el novillo hasta el caballo, trasladaron el caballo hasta el novillo, justamente, hasta la vertical de mi posición en la plaza. Volvió a la carga y otra vez estuvo a punto de descabalgar al montado, que marró de nuevo. Aun entró una cuarta vez y fue la definitiva. El picador lo cogió bien cogido y bien trasero, lo enredó en las redes de la carioca y empezó su demolición, metiendo, barrenando, sacando, metiendo, barrenando, sacando, metiendo, barrenando, sacando, metiendo, barrenando, sacando… Cuando levantó el palo... el toro estaba listo.

Todo esto puede verse en el vídeo, realizado por “La Cabaña Brava”, que acompaña esta entrada.



Para más y mejor información de la novillada, enlazo con la Crónica de Corrochanito. El vídeo está alojado en el contenedor en YouTube de la Asociación, “La Cabaña BraVa de Toros”. La foto es de Josemi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario