jueves, 13 de marzo de 2008

Un nudo en la garganta

Me propongo explicar lo que siento cada vez que visiono el vídeo que enlazo al final de esta entrada y no encuentro las palabras. Lo he visto varias veces y todas, todas sin excepción, me produce un nudo en la garganta y, a la vez, una ráfaga de emoción, como un escalofrío, me recorre todo el cuerpo, me retuerce el estómago y me conmueve.

Quizás sea la entrega, la ofrenda de la vida, el desinteresado ofrecimiento del cuerpo propio para defender al compañero caído, al indefenso que se encuentra abatido e inconsciente a merced de las embestidas del toro. Ver esos ojos que vigilan la siguiente acometida, esas caras tensionadas por la cercana presencia de la muerte, los gestos y la decisión para, como manta protectora, cubrir, con los suyos, el cuerpo rendido del amigo…


Quizás, para tratar de explicar esa sensación que no acierto a describir, sea más acertado acudir a un fragmento de unos versos de Konstantino Kavafis que me salieron al paso:

En medio del terror y de la sospecha,
con la mente agitada y los ojos asustados,
buscamos soluciones y planeamos qué hacer
para escapar de la segura
amenaza que tan espantosamente nos acecha.

Aunque quizás sea preferible que ustedes mismos lo vean y saquen sus propias conclusiones. De lo que sí estoy plenamente convencido es de que se trata de una auténtica lección de compañerismo.

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